El anhelado día ha llegado; lo esperaba con desesperación, como espero a todos los fines de semana, con la ansiedad propia de una cita de amor novedosa; como si estuviese concertada contigo y a la que debo de llegar muy puntual, demasiado temprano tal vez, pero no porque ese sea, justamente, mi hábito -todo lo contrario- sino porque la espera es un disfrute en estas circunstancias, pues, confundiéndote con otras personas en la lejanía, puedo disfrutar innumerables veces de tu llegada, hasta que realmente llegas.
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felicitaciones