No tengo padre, ni madre, nací de las estrellas obligada a cumplir mi condena en un cuerpo que no me pertenece, convirtiéndome cada vez más humana. Reconozco el agasajo que se esconde detrás de estar viva y me hace sentir malagradecida, seguro la vida me arrulla en sus brazos como a una pequeña en medio del llanto y yo le respondo con la envidia de poder habitar cualquier otro ser. Extraño la inmensidad de la luna y el sol, ahora soy tan pequeña y débil. Me invade la vejez siendo apenas una chiquilla que tanto ha vivido.
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