He llegado
al ruido,
de repente.
Yo que creía
que vivia en la calma.
Al ruido
de cristales rotos,
que en cada paso que das
te destroza el alma,
al ruido
que te dejan las lágrimas
cuando se aleja
lo que más querías.
Y quieres pararlo
que cese,
que se acabe
y no sabes
cómo hacerlo.
Y en ese ruido
te disfrazarán ,
con un odio impuesto,
un odio que no es tuyo,
que te lo regalarán.
Para que seas
la persona
que no eres,
a los ojos de los que
no te conocieron,
pero que ese ruido
te destrozarán sin problemas.
Ya no eres de su tribu.
Te quedará
seguir el camino,
sin mirar hacia atrás.
Y olvidar,
creo que esa será la manera
de que se acabe el ruido.
Seguir el camino
sin mirar atrás
sabiendo que no hicistes
tanto daño,
que al fin y al cabo,
en esta jugada de la vida
te tocaba perder.
Solo es eso.
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