El reloj del bar marcaba las 10:00 p.m.
-No se que estoy haciendo aquí-
Aunque en realidad, sí lo sabía, tenía casi 2 años de haber terminado una relación muy formal, acabábamos de cumplir nuestro quinto año de noviazgo y para celebrarlo, nos comprometimos, iniciamos los trámites civiles e incluso teníamos una fecha tentativa ! 30 de mayo !
Nuestra fecha especial, por así decirlo, fue esa primera cita, el primer año de noviazgo, en fin, pero el destino se empeñó en decir - aún no es tu momento - si, esa era la versión oficial pero en la cruda realidad, lo encontré a él y a una compañera de su trabajo en pleno amorío, por supuesto, él negó todo y me pidió perdón en más de una ocasión y de formas diferentes pero en cada una de ellas, el resultado fue el mismo:
- Lo siento, rompiste mi confianza - ante él, yo parecía ser de roca y de hecho, ahora que recuerdo nunca derrame una lágrima frente a él, pero, en la soledad de mi habitación, yo me encontraba deshecha, mi corazón roto, el dolor en el pecho me despertaba varias veces en la madrugada pensando que era sólo un mal sueño y que al despertar todo estaría igual que antes, sin embargo, ese vacío en el pecho me hacía sentir cuán equivocada estaba.
- El tiempo todo lo cura.
- Date la oportunidad de salir nuevamente, de conocer a otros hombres, aún eres joven -
Me decían mis amigas tratando de reanimarme un poco.
Mi respuesta siempre fue la misma.
- No gracias, decido no volver a enamorarme.
- Cómo tú quieras, pero creo que debes dejar de sentir lástima por tí, la vida se nos va en un instante y debes vivirla siempre al límite.
Me cansé de escucharlas y me refugié varios meses en mi trabajo y en mi habitación.
Ocasionalmente nos mandabamos algún mensaje, pero la verdad es que seguía sin mucho ánimo.
Hace unas pocas semanas, una amiga del grupo celebró su cumpleaños y volvimos a vernos y a ellas les dió gusto que nuevamente saliera a divertirme.
¿- Sabes? - me dijo, Luisa - tengo un amigo que acaba de regresar de estudiar un doctorado en Canadá y el otro día sin querer vio tu foto en un mensaje que te estaba escribiendo y me ha hecho varias preguntas sobre ti.
- No te equivoques, estoy saliendo con ustedes pero no por ello quiero conocer a alguien, por ahora no.
- Anda, por favor, sólo conócelo, vayan a tomar una copa, creo que necesitas a un buen amigo y él es todo un caballero en verdad.
- Mira, es él - sacó su celular y me mostró una foto de un hombre de tez blanca, barba y bigote y unos enormes ojos color almendra enmarcados por un par de lentes.
- Jajaja no inventes es demasiado grande para mí - dije, al ver su cabello blanco relucir entre su rubio cabello.
- No, para nada, apenas tiene 34 años, pero en su familia todos han sido canosos, además ¿que no estás harta de chicos inmaduros ? Pues, intenta con alguien más maduro.
Ví nuevamente de reojo la foto y creo que me convenció su sonrisa.
- ¿ Bueno y como se llama ? Raúl … Raúl Chávez.
- Está bien, pero promete que tú estarás ahí.
- Si, claro, ya después me desaparezco.
Así que después de algunos días por fin nuestras agendas habían coincidido.
Y ahí me encontraba yo esperando en un bar, me sentía muy nerviosa, tenía más de 8 años sin salir con alguien, ni siquiera recordaba cómo era una cita y por supuesto sabía que Luisa nunca llegaría.
- Me lo hizo de nuevo - pensé
En ese momento, escuché su voz
- Hola, tú debes ser Iyali -
Me extendió su mano y estrechó fuertemente la mía.
- Si, Hola Raúl, buenas noches -
- Les puedo tomar su orden - dijo el mesero
- ¿Que deseas tomar ?
- Una margarita.
- Una margarita para la dama y una cerveza oscura para mí.
Raúl resultó ser más guapo en persona que en foto y no parecía ser tan engreído como pensé que sería.
- Es agradable - sin embargo, me sentía sumamente nerviosa y jugaba con lo que tenía al alcance de mis manos y claro, empezó el clásico interrogatorio me hacía preguntas acerca de mí trabajo.
- Debes ser muy inteligente para ser ingeniera en computación -
Yo sonreía.
- Para nada, no lo creo, más bien cuéntame cómo te fue en tu posgrado en el extranjero, ¿Cómo es Canadá? ¿Hace mucho frío?
El tiempo se iba tan rápido y las copas se llenaban y se vaciaban con mucha rapidez, los dos sonreíamos como un par de tontos de repente, él se acercó demasiado a mí y me dijo:
- Disculpa es que durante mi estancia en Canadá tuve un problema auditivo, por eso espero que no te moleste que me acerque a tí, la música no me deja escucharte-
- ja ja - pensé - ya conozco esa estrategia, asentí esperando a ver su siguiente estratagema.
- Así que también has viajado mucho -
- Un poco, creo, pero no tanto como tú -
- A ver permíteme -
Y en un instante quitó de mis manos mi red de seguridad - una servilleta que doblaba y desdoblaba una y otra vez (suelo jugar con lo que puedo para mantener ocupadas mis manos y que no noten que estoy nerviosa) él noto eso y por un instante me desconcentro y en un rápido movimiento tomó mi mano derecha y me preguntó:
- Vamos a ver ... ¿De qué tienes manos?
- Jaja, pues de ingeniera en computación de que más.
- En serio - dijo poniendo su mano izquierda en mi mejilla mientras mantenía prisioneras mis manos en su pecho, yo me hice levemente hacia atrás pero me encontraba literalmente presa entre el respaldo del mullido sillón y la fuerza de su mano, sentí su cálido aliento y la dulzura de sus labios y no pude resistir, lo besé, me besó, nos besamos, lentamente soltó mis manos y rodeé su cuello.
Me deje llevar por un instante, pero recobre la compostura y me alejé un poco - perdóname- dije creo que no es correcto.
- Tienes razón - dijo - Vamos a esperar otros 3 minutos y vuelvo a robarte un beso -
Me hizo sonreír.
Seguimos hablando de varias cosas y de repente el mesero se acercó
- Disculpen, ya vamos a cerrar.
- Madre mía es la una de la mañana.
- ¿Tienes prisa ? - preguntó
- No, pero no me gusta manejar sola tan noche.
- Tienes razón, vamos te acompaño hasta tu casa en mi auto si lo deseas.
- No es necesario, pero te lo agradezco.
Me acompañó al auto y de nueva cuenta jugaba con las llaves cuándo él me tomó de la cintura y me dió un tierno beso y dijo " gracias por la compañía "
Nos dimos un abrazo y me dijo por favor mándame un mensaje cuando llegues a tu casa ¿Quieres?
Al llegar a mi habitación, me sentía flotar entre nubes, que me está pasando, me sentía desconcertada, tenía miedo y pensaba en muchos “peros” sin embargo al cerrar los ojos lo veía y podía recordar su abrazo y eso me llenaba de tranquilidad.
- En fin, mañana será otro día, vamos a dormir - Me dije.
Al día siguiente recibí su primer Hola.
Y al siguiente y al tercer día y así ha sido por un largo año.
Hoy, estoy en el mismo bar de hace un año y no nos hemos hecho promesa alguna, todo ha ido surgiendo, suena mi teléfono y es él y mi corazón brinca de emoción.
- Bueno, bueno ¿Ya estás allá? llegó en 3 minutos.
- Jaja - sonrío - ¿ Estás seguro ?
- Claro, recuerda, que el tiempo es relativo.
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Es mi última publicación aquí
Gracias, Juan Carlos !!