Hay palabras que nunca quieres oír porque sientes que te va a doler mucho oírlas pero cuando te las dicen te das cuenta que lo que duele no son las palabras sino que depende mucho de la persona que te las dice, de lo que quieres a esa persona.
Realmente lo que te parte el corazón es la voz de esa persona, lo que te rompe el alma es su voz retumbando en tu cabeza mientras se repiten una y otra vez esas palabras.
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