Habíamos planeado ese viaje juntos pero cuando llegué, tú ya te habías ido, que injusto.
Corrí detrás de tí gritando tu nombre pero tú ya no podías oírme ni aunque quisieras.
Al llegar a casa los recuerdos me dicen que no estás y mis lágrimas empiezan a estar descontroladas.
Estoy tumbada en la cama respirando tu ausencia que, por cierto, huele igual que tú.
Mientras recorro el pasillo veo nuestras fotos y definitivamente lo tengo decidido:
esta noche dormiré junto a esa piedra donde pone tu nombre y así podré sentirte más cerca mío.
217 lecturas relato karma: 63