Así quiero yo parir,
con un reloj de arena,
midiendo los minutos
que faltan a mi hijo,
para poder venir,
mis puños fuertemente apretados,
mi pensamiento aferrado,
al llanto que voy a oír.
Mi boca aprisionada,
para que ningún gemido,
se pueda escapar;
mi corazón tenerlo callado,
su latir acelerado
no quiero escuchar,
y en un silencio santo,
sólo roto por el llanto,
de mi hijo por venir.
Así quiero parir.
Entonces se abrirán mis puños,
convertidos en arrullos
para a mi hijo dormir;
entonces soltaré la boca,
para que pueda reír,
entonces quemándome los ojos,
como ríos calientes,
las lágrimas podrán,
volver a salir.
Entonces si seré feliz,
entonces si seré feliz.
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