En vida hermano, es muy cierto,
las flores hay que entregar;
no esperes que ya esté muerto,
para tus versos brindar.
Pero, por la fe, sabemos,
que al cielo viaje emprendieron;
dar nuestros cantos podemos,
sabiendo que trascendieron.
Abuelos, nuestros mayores,
pasando por estas tierras,
cual magníficos señores,
vencieron todas las guerras.
Abuelas, nuestras maestras,
serán siempre recordadas;
laboriosas, siempre diestras,
en mil campos afanadas.
Abrieron tantos senderos,
con machetes y plegarias;
cantaron tantos boleros,
las canciones legendarias.
Bailaron tonos danzantes,
comieron lo de su huerto
¡Qué linda la vida de antes!
Contarla es todo un concierto.
Partieron y se quedaron,
en recuerdos y en retratos;
se fueron, pero llegaron,
a darnos momentos gratos.
Aquí están, aunque no vemos
sus presencias silenciosas;
dar un “te quiero” podemos
a sus almas tan virtuosas.
No rompamos la cadena
que nos une a sus historias;
el olvido es cruel condena,
si no guardas sus memorias.
Sin escribir entregaron
testimonios de nobleza,
en el corazón marcaron
ejemplos de fortaleza.
Bibliotecas de experiencias.
¡Cuánto saber nos dejaron!
Con el arte y con las ciencias
este mundo transformaron.
Las nuevas generaciones
no pueden hoy ignorar:
sus consejos, sus acciones,
tendrán que desempolvar.
Finalmente, en este verso,
les pido la bendición.
Yo sé que en un “mundo inverso”
atienden mi petición.
Yo me estremezco al sentir
sus presencias espirituales;
sus almas pueden latir
en mil ritmos musicales.
(Versos de Teodoro Delgado Palacios)
(Retrato de mis abuelos)
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Y en vida hay que decir te quiero cuántas veces sea necesario, nunca será suficiente cualquier demostración de amor en vida que podamos dar.
Te envío un abrazo afectuoso
Escriben de sus abuelos
Aunque se haga triste el duelo
Un buen recuerdo deslumbra
Y en los salones del cielo
Al leer este homenaje
Por lo bello del mensaje
Danzarán en fiesta y rumba.
Un abrazo, Teo!