Esa calle me grita tu nombre.
La esquina donde me esperabas
mientras bajo al metro,
de reojo me mira,
pero mi cabeza se hace la loca
y la esquiva.
Allí donde nuestros cafés
ahora venden hamburguesas,
¡qué falta de respeto a la lírica!
¡qué poca elegancia!
como la que tuvo el tiempo
con esta historia
sin fin y sin principios
con sinsentidos,
sin contenidos
Por eso me resisto a volver,
porque sin querer
me estampo con un pasado fugaz
que no volverá,
con una vida que no es
y ya no será.
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