Las formas poéticas y estrofas clásicas presentan habitualmente un número fijo de sílabas y una determinada distribución de acentos, con rima optativa.
De este modo, de acuerdo con la métrica española, los versos pueden definirse según la acentuación de la palabra final, según el número de sílabas o según el ritmo y compás de los acentos. A modo de ejemplo, la décima, la octava real, la redondilla o el soneto son algunas de las estrofas más populares en castellano.
Despierta luna silente
que la noche está dormida
en mi sueño andas perdida
y yo de anhelos carente,
luna que vagas ausente
no me vas a cautivar
ni me podrás inspirar
has cubierto mi sonido
lacónico y enmudecido
y el silencio se echa a andar.