Era un perro feliz, distinguido,
correteaba con ganas ansiosas,
fiel amigo de las mariposas,
por vecino feroz perseguido.
Madrugaba como las alondras,
bostezando, clamaba su plato,
le dejaba un poquito al buen gato,
y alocado seguía a las sombras.
Buen espanto le daba a la gente,
con ladridos feroces corría,
sólo susto, pues nunca mordía,
él lucía figura imponente.
Un mal día, se vino el graznido;
era un ganso, un nuevo habitante,
dijo al perro con voz disonante:
"para verte partir he venido"
Era un perro, de paz, bondadoso,
pero el ganso colmó su paciencia,
su alegría tornó en penitencia,
no planeó un proceder tenebroso.
Sólo quiso a ese ganso mostrar
su gran fuerza, afilado colmillo,
le agarró por el cuello amarillo...
la presión no logró controlar...
Quedó el ganso tendido en el suelo;
pobre perro, sufrió desterrado,
pagó el precio de ser alocado.
Y en el pueblo... aún dura el duelo.
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Que lindo poema, donde se plasma el alma de ese can.
Felicidades, MM
Saludos
Trágico final para el ganso. Y penurias para el perrito encerrado.
Me alegra saber que será util en la educación.
Un abrazo.