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¿Por qué llorar es mi destino?

Y tú que me dirás chamigo,
no ves que todo está perdido.
Aquí no hay soja, aquí no hay trigo,
pero igual, no nos hemos ido.

No ves mis ojos quebrantados
y en vela, sembrados de hastío,
de sueños tristes y oxidados
como hojas secas en el río.

Ven aquí, quédate conmigo.
Verás que en el monte hay un río.
No es como tú piensas amigo,
hay fogón muerto y colchón frío.

Te diré que en el horizonte,
-¡allá! - quise aliviar mis venas,
para ir por el río del monte
con las promesas, sin las penas.

Te diré que por la picada
-¡allá! - perdí ayer mi cuchillo,
y ahora canta en la alambrada,
canta como si fuera un grillo.

Si yo lo encuentro lo maldigo
por dejarme en ese camino.
¿Por qué vivir como un mendigo?
¿Por qué llorar es mi destino?

Y tú, que me dirás chamigo,
no ves que todo está perdido,
que no hay vida, solo castigo,
pero igual no nos hemos ido.

Ven aquí, quédate conmigo
y verás en la noche inerme,
al dolor que busca un abrigo,
que entra en los ranchos, y que duerme.

mello

etiquetas: eneasílabos
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2comentarios 128 lecturas versoclasico karma: 70
  1. #2   #1 Gracias!! Muchas gracias!! Un abrazo para ti. Saludos desde Paraguay!!
    votos: 1    karma: 29
  2. #1   Muy bonito poema¡¡¡ Saludos.
    votos: 0    karma: 20
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