Volver atrás, con el deseo de recordar
las pequeñas cosas que a veces uno se olvida.
Volver atrás, con el instintivo afán de hurgar
en el pasado: un alivio, un consuelo, una herida.
Una excusa que se llame el destino, el azar,
la casualidad de aquel encuentro, de aquella huida.
La razón, el motivo para justificar
transitar por un túnel sin buscar la salida.
Volver atrás para vestirse como de ayer.
Abrir las puertas o una ventana amanecida.
Cerrar el paraguas, sentir la lluvia caer.
Sacudir las sábanas a un nuevo despertar.
Recuperar el equilibrio, la fe perdida.
Releer aquel buen libro, volver a empezar.
mello
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Abrazo