La llama que tardó en prender
halló chispa en la última esperanza
de un tenue sosiego.
Aquella gratitud fue un bálsamo
un retrato agrietado sobre piedra
de la vicisitud morbosa
esquina pedregosa donde llega
algún que otro sueño despertado.
Habitante de enésimos comienzos
pueblo las heridas de palabras
vendajes extraños propiamente dichos
por el desarraigo
cuando desprendo los hilares
que me atan a la tierra.
Ahora mantengo el fuego vivo.
No vaya a ser cosa que el viento amigo
me vuelva a aconsejar.
etiquetas: poema, poesía, verso, palabras 76 lecturas versolibre karma: 81