“La muerte no duele a los muertos, sino que daña a sus parentescos”
(Muhannad, poeta y refugiado sirio)
El paraíso ya no es lo que era.
Las manzanas se han podrido,
de la Serpiente solo queda la piel muerta
y se ha perdido cualquier vestigio de Humanidad.
Dios está muerto.
Lucifer yace en las sombras.
Y nosotros hemos sido desterrados.
El paraíso es ahora un desierto en el que el único río que corre lleva sangre.
Hemos caído a la Tierra,
con las alas cortadas de cuajo,
reyes de absolutamente nada,
príncipes de la escoria
y mendigos de la inmundicia.
Desterrados del hogar,
proscritos del mundo,
buscando el amor que allí no hemos recibido.
Nos encontramos con vallas,
con muros que nos quieren separar,
como si fuéramos seres que el mundo olvidar
No hacéis nada
y están acabando con nosotros.
En vuestras manos está nuestro futuro.
Hoy más que nunca.
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