En una mesa del bar
bebe el viejo su vino
solitario, nunca habla,
parece medio perdido.
De vez en cuándo suele cantar,
tiene buena garganta,
de yapa buen guitarrero,
bohemio de barba larga.
Lleva un saco muy antiguo,
anillo, uñas largas,
tiene léxico de doctor,
es un imán cuándo habla.
Quiénes dicen conocerlo,
afirman qué tuvo dinero, mujeres y fama,
pero un contrato firmó,
a cambio de dichas cosas
y al no poderlas cumplir
lo dejaron en bancarrota.
Sus amigos se esfumaron,
el dinero otro tanto,
estaba muy enamorado,
pero. . . su amor fue ingrato.
No quiere nada saber de
incluirse en el sistema,
no acepta copas de otros,
es medio cascarrabias
y dice, el diablo te da la fama,
después, después te pasa la guadaña.
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Abrazos
Saludos, Maria Mercedes