Errante
Fui frágil mariposa,
cortaron mi cielo,
no aprendí a volar,
en mala hora
lo hicieron.
Y me convertí serpiente,
reptando por la tierra,
para todos peligrosa,
que gente tan inocente,
no sabía envenenar.
Saliéronme patas,
lagartija vivaracha
que aun con torso mutilado
ponía la cola en marcha.
Luego fui manso cordero,
fiel y estúpido sombrero
de astutos,
de pendencieros.
Torné topo temeroso
escondido en una fosa muy profunda,
muy medroso,
incansable la cavaba,
mi refugio poderoso.
Múltiples transformaciones
desfondaron mis entrañas,
dejé de saber vivir,
siquiera como una araña.
Hoy me veo ser humano,
hastiado por lo sufrido
aunque calmado,
bien entrenado,
la vida sigue su rumbo,
me embarco
en este juego errabundo.
Checha, 28 de junio de 2020
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