...
Sigue amaneciendo y a la mitad del día hablo de ti.
Ahora el corazón corre donde se le antoja .
Eternos los eneros jadeantes sin ágoras
y algo cerca que me llama, acaso
un último alimento herido,
es una pieza adherida a la carne, al hueso
a esa inmensa astilla de polvo
que se roe por las noches cuando se escribe,
es esa otra necesaria luz,
una emanación del interior, estacionándose
en el rincón
tras los utensilios de la noche.
etiquetas: romántico, lírico 141 lecturas versolibre karma: 86