Hiciste todo lo extraordinario, amor,
para abrir mi corazón herido.
Tus ojos me reflejaban
que ganar mucho dinero
o no ganarlo
no es lo que siempre buscaban
mis poemas,
sino ganar realmente significado.
Ahora, saco mi billetera vacía
y a ti te entra
el amante... Qué afortunado.
Pero ya no maldigo el día que te conocí.
Maldigo
todos los instantes
de rutina
que no supe tantear
la desilusión en que te ibas
a convertir.
Hasta otra temporada de fe perfecta...
Al fin
has conseguido,
nena,
que odie
la poesía.
[Abel Santos // Inédito]
etiquetas: poesía, desilusión, infidelidad, erotismo, amantes 96 lecturas versolibre karma: 78
Compañero me ha gustado mucho como trasmites