Me perdí en tus ojos
y perdí mi realidad
de margaritas difusas,
me acerqué a tus paisajes
de dulce reposo,
y te deshojé
prolongando mi existencia.
Paseo con mucho sigilo
y poca elocuencia
a un tiempo no intervenido,
con sus espacios
de velos grises y sepia,
y sus pausas invertidas.
Hoy la mañana
se viste de convalecientes
rumores truncados,
enloquecidos y diurnos
buscando el más impuro
de los cielos grises
lleno de miles de silencios
abriendo su caducidad,
y vuelve a mí,
mi tiempo poseído
pero no deseado,
y me atrapa la casualidad
por senderos esquivos,
destilando toscas miradas
descarriadas y extrañas,
extrañas y escasas.
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Muy bueno!
Un abrazo fuerte querida manchega!!