Era una madrugada de soledad suicida
cuando descubrí tu lluvia ácida
revestida de una dulce atracción falsa,
tu llegada misteriosa y carente de naturalidad
presagiaba un pronto final,
tampoco creí que fuera tan abrupto.
Si nada de lo que se cuenta y se siente
de ambos lados de la orilla no tiene ningún
tinte real y honesto, qué sentido tendría
seguir en la cuerda floja para saber
lo que de antemano conocemos.
Abrí mis puertas amablemente,
sabía de quien se trataba, disimule.
No creí en tus planes imaginarios y de fantasía recurrente
tampoco de tu risa fingida y menos de tus palabras
cariñosas que eran como garfios, ni con el velo
que pretendías envolverme
con tanta, urgencia para no dar tiempo
a mis reacciones nativas.
Active mi arsenal y me dispuse a jugar tú mismo juego,
no tan científico como el tuyo
pero sí, con una interesante suspicacia.
¿Mentiste?
¿Mentí?
Obvio que las razones fueron necesarias tanto para ti
como para mí, espero reconozcas en algún momento
que no formo parte del club de los tontos y que vuelo
sobre quienes intentan cerrar mis posibilidades, incluso sobre ti.
Nos seguiremos encontrando bajo diferentes
armaduras, con historias distintas
con la maldición de escondernos detrás de una inusitada,
obscuridad para intentar que la una capture a la otra,
un juego de mucha seducción psicológica que nos mantendrá
al filo de lo intangible y con final nada predecible.
Y el amor aquí no tiene cabida,
seria morir en masoquista lentitud.
Yaneth Hernández
Venezuela
Derechos reservados.
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¿Mentí?
Obvio que las razones fueron necesarias tanto para ti
como para mí, espero reconozcas en algún momento
que no formo parte del club de los tontos y que vuelo
sobre quienes intentan cerrar mis posibilidades, incluso sobre ti.
Me gusto la narrativa del poema es muy profundo y atrapante a la vez