Buscando razones para odiarte
y lanzarte al olvido,
ojalá las hubiera
todo sería más sencillo.
Algún rencor inventado que no se sostiene
y es que no hay heridas,
tan sólo una certeza:
nos faltaron días
para construir algo más que dulces recuerdos,
para cansarnos
del color de los besos
del calor de tus manos.
Reproches, rutinas, no conocimos
de hastío y mentiras
salimos indemnes
nos faltaron días.
No hubo tormentas, sólo arcoiris
fuimos refugio y calor,
sin tendernos trampas,
tú, mi agridulce sabor.
Dulce el capítulo que compartimos
agria la sospecha:
las páginas que no escribimos
las llevo en vena.
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¡Saludos!