Abrir la puerta será lo primero
asomar, oler, tocar el aire
sentir el sol entre los dedos
y empezar a empujar con el cuerpo
esta puerta que pesa más de lo que creía.
Las bisagras crujen, cae óxido en polvo
ya entra más aire y llena todo
el espacio se encoge, empuja.
Salgo expulsada y un bramido resuena
es la puerta que se cierra y el eco del golpe
queda flotando, vibra en el aire
me eriza la piel, el pelo, el alma.
Atrás queda el closet de las mentiras
y acá, yo, empezando.
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