MORIRÉ, y mi sueño
ya no tendrá
mundanos despertares,
continuando sobre mí,
el día que yo muera,
la vida de la gente, mi gente,
la vida entera.
Habré sido
unas pocas horas en los mares
de la felicidad, mucho otoño
y fugaz primavera,
un corazón clásico
por estos cambiantes lugares
que casi hizo su vida
en la barra de sus bares
y al que la juventud dejó
una incurable borrachera.
Pero vivir la vida para mí
no habrá sido lo peor,
sino la montaña en que caí
y alcancé la cima
sin más filosofía
que la de mi gente alrededor.
Mi enfermedad: la esperanza;
por droga la rima,
por arrogancia la búsqueda
de un destino con amor
y la buena conciencia
como síntoma de autoestima.
[Abel Santos, de 'Huelga Decir',
64 poemas sobre una crisis.
Boria Ediciones 2019]
etiquetas: selfie, autorretrato, lírica, conciencia, vida, autoestima 230 lecturas versolibre karma: 81
Un abrazo grande, poeta!!