Sensaciones a flor de piel,
como ronquidos suaves
empoderando mis sentidos,
cucharaditas de sal
lamiendo mis estalactitas,
imágenes sin filtro,
como un réquiem
concentrado
de terrones de azúcar,
me encuentro ensimismada
en esta sombra que ata
mis hoy, y desata mis ayeres,
y se refleja en la arena
de mi mar hipnotizado
jugando con partículas dispersas.

La inocencia tranquila
de un flequillo sin vuelta,
una ola dormida
en una película
de un actor secundario,
un abrigo que suicida su mano
en su bolsillo,
y ahoga todas sus sonrisas,
y mis ojos mirando
hacia un todo
de veinte minutos
en vía muerta,
los sueños andan embutidos
en realidades de imperdibles
que no me dejan vía libre,
y me encuentro,
vestida de imposibles
viendo como mi puntilla
se come su bastilla,
me siento frágil amapola,
con diagnóstico indefinido
y pronóstico de última hora
apuntando a números rojos,
mi epidermis reemplaza
la piel que ama
por una imitación
de segunda mano.