Aquella noche eras libre
hablabas lengua de amores
y los oídos salían de su sordera.
Tus manos ataban el cuello,
tus labios bordaban en el pecho
caminos hacia la hoguera.
Caían uno a uno los velos,
la noche desnuda,
tu boca recorriéndole
en su longitud,
se erguía mi torre
ante tus ojos,
dos soles negros
fundiéndome completo...
Los dedos atados a tu cabellera
no hallaban forma
de dominar esa marea
el fuego ahogaba completo toda cordura...
Amazona,
galopaste a libertad,
veloz,
cómo si se te fuese la vida.
Dominabas al corcel
desatabas tu naturaleza,
inundabas el lecho,
aguas benditas
que bautizaban mis tierras.
Inevitable ese andar
hacia el estallido de tus fuentes
y ese ceñir de tu carne
a la luz de la luna.
Temblor
que sacude tus grutas,
se derrumba tu piel
te anidas en mi pecho
esa pequeña muerte,
y ese canto en la garganta,
oda a un deleite...
Y el silencio...
Y la quietud...
Y el palpitar...
Y las pieles tocándose el alma...
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Tocándose el alma
2020
Transmisor d Sinestesias©
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Un abrazo, Carlos!
Enhorabuena!