Más de treinta mil muertes ignoradas.
Féretros que adolecen de cariño.
Víctimas, a solas, ante la parca,
olvidadas al borde del abismo.
Más de treinta mil campanas, callaron,
perdiendo de repente su sonido,
por siempre silenciadas se quedaron,
por siempre, para siempre en el olvido.
Más de treinta mil familias destruidas,
parientes olvidados a su suerte,
llorando cada gota de su vida,
penando cada instante de sus muertes.
¡Malditos los que olvidan a los tuyos
dejando tanto muerto en la cuneta,
buscando, sin escrúpulo, chanchullos
que reportan provecho a su cartera!
Serventesios encadenados.
©Pacodecáceres
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