La certeza de no saber si volverás a ser,
a estar,
o (a)parecer.
La duda del que tiembla recordando un recorrido,
fácil,
grácil.
La alegría de recordar los momentos,
casuísticos,
claros.
La dificultad del que nubla la esperanza,
borrosa,
lejana.
La fuerza del que pierde lo que quiere,
injusto,
inefable.
Siempre habrá un algo para un alguien que esté a punto de todo. Por eso, se debieron crear los adjetivos, precisamente para describir como cada uno ve su historia, desde portadas diferentes, pero con las mismas hojas.
-Y ojalá todo se escribiese desde el anonimato-
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