Ganas de escribir, de escribirte.
De cantarte todo lo que siento, de enamorarte.
Ganas de estabilidad, pero solo si es contigo.
También de besarte hasta que los labios dejen de existir, como un hielo que se funde, como una rama que se quema.
Apareciste de la nada, convirtiéndote en todo.
Me trajiste la magia que necesitaba para realizar mi truco, ese en el que vuelvo a ser yo, con menos inocencia y más cicatrices.
Desgraciadamente, también está presente el miedo, ese en el que te vas tal y como has venido, ese en el que no me amas, en el que no encuentras en mí la musa para tus canciones.
Miedo a quererte, por perderte.
A no ser capaz, a desaprovechar.
Miedo a que encuentres mi monstruo interior mirándote fijamente mientras acaricias mi alma con los dedos.
Miedo a tener que volver a buscar, a la soledad.
A fallarte y a fallarme a mí.
A que otra vea lo que yo me encontré por casualidad.
Miedo a que mi inspiración no tenga por quien salir.
Pero, sobre todo, miedo a no tener ganas de escribir.
322 lecturas versolibre karma: 10