La luz caía
entraba tenue a través del vano de la ventana
cual si fuese de Fra Angélico
la anunciación de un ángel en su bendición bautismal.
Afuera
el cielo se desarma en acuarelas saturadas
y las tejas de la delgada cornisa
lloraban sus cuajados hilos de plata fría.
Adentro
reinaba una acogedora luz de teatro
tibia y sin marcados contrastes
como la iluminación de una obra de Shakespeare por televisión.
El haz de la cascada plomiza
bañaba el fardo de una tela lila
—con algunos apliques en manchas de un azul puro—
perfectamente doblada y arrumada en el rincón de la cómoda.
El impacto entre la cascada lumínica y la roca de tela
tejía en el aire una especie de atmósfera espesa
una tenue aureola
un leve resplandor mortuorio
como de cosa santa
en la cuadrícula de una nube de gas impalpable
impregnada igual
y diluyendo a nada ese hermoso tono fucsia.
La tela-roca descosía la luz líquida
en la tibieza sublime de un delicado y oculto puntillismo flotante
una especie de punto de cruz
como lo de un croché tejido en el aire.-
@ChaneGarcia
...
92 lecturas versolibre karma: 100