Yo soy un territorio demasiado grande y hay lugares que nunca se atrevió a tocar nadie.
Te esperaba, en un día de lluvia cualquiera, te animaras a clavar, sin miedo y resentimiento, tus uñas en mi pecho. Para que una vez más fingieras no existir, en el mismo plano en que existes, para al caer las lágrimas, me alcancen de verdad, en un solo llanto de alivio. Haber adquirido la ciencia de que nunca te sentiría los labios, que nunca me envolvería en tus muslos, que nunca acariciaría tu llanto.
La gente a mi alrededor dice no temer, que lo que sienten por mí es genuino e incontestable, pero en mi cabeza la realidad sucede de manera diferente, es como si no pudiera abrazar los hechos, constantemente contrariado por las -novias de mi enfermedad-, y eso me aterroriza.
“Sorbi” lo que pude, mientras pude, ya que en no mucho tiempo vino la lluvia y lo escondí, de vuelta en alguna parte de mí. Clavado en el fondo de mi alma, un día desenrosca la maraña de nosotros en que me metí para atarlos en postes o muebles que me encajan en el estómago.
Yo soy un territorio demasiado grande y hay lugares que nunca se atrevió a tocar nadie.
Habituada a murmullos solitarios, me quité la ropa, te mostre mi
alma desnuda. Esta combinación de tonos ... de piel desnuda, mi pelo enmarañado a tu pelo, nuestros cuerpos se hablan, mi
boca dibuja tu virilidad en la esquina del amanecer, y tú vestido de mi piel, hecha blusa.
Yo llevo en los ojos el peso de los días, mi iris es denso, hecho universo.
Yo soy un territorio demasiado grande y hay lugares que nunca se atrevió a tocar nadie, mi mirada es vastedad.
Yo quería poder darte la vida en un beso, y quería meter el infinito en tu boca, a través de su cuerpo yo conocía el cielo,
me enseñaste a leer las estrellas; vivo en tu órbita, abrigada en
tu cuerpo.
¿De qué se hacen los días?
De pequeños deseos, vigorosas nostalgias,
silenciosos recuerdos.
Yo soy un territorio demasiado grande y hay lugares que nunca se atrevió a tocar nadie.
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Che-Bazan.España