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Un paseo para recordar

Me acerco a la Naturaleza
y ella juega a sorprenderme.
Un instante de luz
detiene por un momento
el mundo.
Sin ser gaviota,
puedo sentir la
brisa del viento,
la melodía del río
y contemplar el universo
en su agua cristalina.
Cierro los ojos,
me acaricia la mirada,
los sentidos.
Me siento tan diminuta
en esta gran maravilla.

Foto: @danicastillo133
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Domingos

Los domingos y su magia,
último día de la semana,
día de finales
o de proponer comienzos.

Día de arrepentirse, de olvidarse, de encontrarse, de salir a dar paseos o de volver a emborracharte.

Día de películas, café y libros,
de sofá y manta o de montaña.

Entrar en depresión por afrontar una semana más
(o saltar de alegría, qué más da).

Rutina. Otra semana más.
Domingo. Por favor. Llega ya.

Día de espacios en blanco, de recordar,
de tumbarse en la cama y ver las horas pasar.
Cuando te das cuenta,
ya no queda domingo que celebrar.

Pero tú...
Qué magia tiene(s) (en) los domingos.
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Hechizado

Un frío intenso le calaba hasta los huesos. El abrigo de paño fino de Samantha, no servía para aplacar la tiritona, que hacía chasquear sus dientes. Después de una noche atroz, donde hasta el Alma que no tenía quedó hecha trizas, la desapacible mañana en Bruselas, estaba resultando ser un auténtico martirio. Al frío se unieron las primeras gotas de lluvia, de este mes de Febrero que comenzaba. Aceleró el paso, las gotas cada vez más frecuentes, aventuraban que iba a caer una buena. Además, debía llegar a tiempo para deshacer el hechizo. Quizá, sólo así podría recobrar la paz. La paz eterna. Como eterna estaba siendo su desdicha.
En sus recuerdos, se aglutinaban varios siglos vividos de tormento. Jamás, en todos ellos, consiguió un amor duradero. Anoche, su querido Liam, le confesó que estaba enamorado de otra mujer. Recogió sus cosas y se marchó del apartamento que compartían. Así, sin más, de nuevo y después de un año de relación, volvía a estar sola. Sola por toda la eternidad. Ese debía de ser su castigo. Un castigo impenitente, para una bruja que siglos atrás, cometió un error, castigando a un niño que no dejaba de importunarla. “¿¡Cómo podía saber, que ese niño, era sobrino del célebre brujo Glanmore Peakes!?”
Anoche, después de que Liam se marchara para siempre y ella quedase, una vez más, en la desesperación que le producía verse de nuevo abocada a la soledad; recibió una visita. Un ayudante del brujo, hombre de baja estatura y contrahecho, le descubrió el motivo de su infortunio en el amor. Si quería recuperar el amor de Liam, debería deshacer el hechizo que hizo siglos atrás, al sobrino de su jefe.
Ahora ya lo sabía, conocía el motivo de tanto tormento y estaba decidida a recuperar la paz. ¡Por fin sabía cómo conseguirlo!

La lluvia arreciaba. Había poca gente por la calle y la que había, caminaba deprisa en busca de refugio. Le pareció que esta circunstancia facilitaría las cosas. Que el lugar estuviese limpio de curiosos turistas, le ayudaría a que todo se desenvolviese con mayor discreción.
Por fin, llegó al pequeño rincón, donde se situaba la fuente rodeada por una verja. En lo alto, la pequeña estatua de sesenta y un centímetros. La figura de un niño desnudo, orinando dentro de la fuente.
Después de tantos siglos, recordaba el momento en que, con un conjuro, lo convirtió en estatua. “Ya nunca más lo encontraría orinando en la puerta de su casa”, se dijo. ¡Cómo disfrutó contemplando su obra… y cuánto lo lamentaba ahora…!
Miró a su alrededor. La lluvia era aún más intensa y se encontraba sola y empapada frente a la estatua. Sacó de su bolsillo, la pequeña y vieja varita, que hacía tiempo se prometió no volver a utilizar. Cerró los ojos mientras el agua mojaba su cara y susurrando unos sortilegios ininteligibles, giró la varita dos veces en el sentido de las agujas del reloj. Un instante después, al abrir los ojos, vio al niño bajando con dificultad del pedestal. Tras ella, sintió una presencia y su aliento en la nuca.
- Vete, ya has hecho lo que debías.
Sin mirar atrás, siguió su camino. Al girar la calle, resguardado bajo un porche, vio a Liam. Con la bolsa de su ropa en el suelo y entre las piernas, tenía los brazos cruzados y la mirada perdida.
Corrió hacia él.
- ¿Volvemos a casa? -Le dijo.
Liam, la miró confundido.
- No sé qué estoy haciendo aquí, ni porqué llevo toda mi ropa en esta bolsa. Sólo sé, que te he echado de menos.
Ella, le besó en la boca. Y tirando de él, corrieron juntos bajo la lluvia camino a casa.

A la mañana siguiente, después de una noche de amor maravillosa, Liam despertó a Samantha, llevándole el desayuno a la cama en una bandeja, junto con una flor colocada sobre el periódico.
Se recostó a su lado. Ella tomó la flor y agradecida, lo besó tiernamente.
Después Liam, cogió el periódico mientras ella daba cuenta del desayuno.
- ¡Vaya! Han robado el Manneken Pis. -Dijo viendo el titular de la portada. – “Parece ser que la estatua fue sustraída durante la mañana de ayer. A pesar de que el robo, sucedió a plena luz del día, nadie fue testigo de lo ocurrido.”– Siguió leyendo.
- ¡Qué cosa más rara!
- Tampoco es tan extraño, ayer llovía mucho y la calle estaba desierta. Fácil que nadie viera nada – Dijo Samantha
Liam, se encogió de hombros. Poco recordaba de lo sucedido, desde la noche que salió de casa con su ropa metida en una bolsa. Por otra parte, había decidido que no le importaba. Estaba donde quería estar; junto a ella.
- Será eso, brujita mía. ¿Sabes?, yo nunca voy a desaparecer. Estaré contigo para siempre.
Samantha, lo miró con dulzura. Seguramente él, nunca sabría el verdadero sentido de la palabra “siempre”. Pero si esta vez su relación de amor funcionaba, un día tendría que explicárselo todo. Un día tendría que hacerle entender, que sí… que de verdad... era una bruja.



Publicado en Gente Yold, el 11/Marzo/2017
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No fui yo

No fui yo,
fuiste tú y tus ojos cielo,
no azules no,
grises como cuando sabes que se avecina una tormenta
y no corres en dirección opuesta.
No fui yo lo juro,
fuiste tú
y tu magia pura en mi alma oscura.
Definitivamente no fui yo,
fue tu voz erizando todo mi cuerpo.
Me paré de frente, convencido
y me quede frío.
-Me vas a invitar a salir? dijiste
-Te voy a invitar a quedarte -fue lo único que pude articular-.
#DesdeMiVentana
-AriiA✨
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Creadora

Mujer ciervo
piel de durazno
afila sus tarros
para enfrentarse a quien la caza.
A cuatro patas
danza en el monte
el ritual de cada noche.
Mujer medicina
perfumada de sahumerios
por las tardes se sumerge
en baño de hierbas santas.
Mujer bruja
recita conjuros
velas iluminan
su cuerpo desnudo.
Mujer chamana
canta las profecías de sus ancestros,
la intuición la acompaña.
Mujer gitana
con mirada de abismo
va por las calles contoneando sus caderas
mientras pregona: ¿lectura de mano jovencito?
Mujer vida
maíz fecunda su vientre.
Mujer bosque
savia corre por sus venas,
cabellera enredadera,
criaturas noctámbulas la observan
cuando sus pies descalzos
le hacen el amor a la Tierra.

-Aria Nahual
(Thursday, Sept 08/2016)
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Bruja de bosque

Una lluvia de bendiciones con deseos almendrados causando una sonrisa en almíbar.

Mi cabellera de hojarasca ahora se encuentra confitada y revolotea ansiosa como medusa en el agua.

Los arándanos provocan el arrebol en mis mejillas, me perfumo de azahares, y me visto de jade con notas de alegría.

Una poción de hierbabuena, romero y albahaca difumina mis pesares.

Mi coleóptero corazón se nutre del néctar que bebo por las noches, fruto de la esperanza y recolectado por pequeños seres de luz.

Pizcas de canela caen sobre mis tardes de quimera.
La sombra negra siempre nocturna es cercada por un ejército de luciérnagas.

A lo lejos una voz de amaranto me recita poemas.
Yo le respondo con cuentos hasta que nace la noche…
Incorpóreos noctámbulos danzamos con fulgor.
Vibramos jadeantes en éxtasis crispando nuestro ser.
La magia indómita de mía-tuya esencia disfruta anidarse y dormirse en nuestra alma.

Mis manos buscan presurosas encender el incienso de los rituales y preservar el límpido secreto.
Mis pies se posan sobre la hierba fresca listos para iniciar un anhelante sendero.

Envuelta en un capullo hilo mis sueños
mientras el ébano de mis ojos titila lustroso agradeciendo la exaltación de mis emociones,
el palpitar fogoso de mi salvaje espíritu,
que se aviva al alba,
y se enjuaga con el rocío…

(Junio 2015)

Imagen de la artista Tamara Adams
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Magia y Poesía

Sé de lugares donde la luz se cuela de forma diferente, aquella casa carecía de lujos, excepto por la manera como la luz de la mañana parecía elegir iluminar sólo algunas cosas;
En las paredes se reflejaban geométricos rayos dorados de luz repletos de partículas que danzaban al ritmo de una melodía divina que nadie más podía escuchar.

Hoy con café en una mano y un poemario en la otra, viene a mi mente, como en una fotografía en sepia, el recuerdo de aquella vieja casa de la tía, repleta de historias, recuerdos guardados ordenadamente, y cuentos antes de dormir, donde el sol besando mi mejilla a través del mosquitero le daba un toque mágico a mi despertar.

Allí, donde el café se endulzaba con miel,
el universo pareció haber preparado, cuidando cada detalle con minuciosa dedicación, un gran escenario para ese momento;
El patio sembrado de algodón, las tardes que olían a caimito y a peras y las hadas que según mi imaginación habitaban el lugar, fueron testigos de la primera vez que mis ojos tropezaron con la poesía.

Sólo hasta ahora preguntándole a mi memoria, cuando surgió mi amor por los versos, se precipitan estos recuerdos y por primera vez tengo conciencia del milagro ocurrido en aquellas vacaciones.
Hoy entendí que la luz que iluminaba el lugar era la mía, que no fue casualidad que ese libro sobresaliera del estante, que desde ese día en mi alma se encendió la magia
y que la magia empieza cuando la poesía te elige.

Nunca más volví, pero la poesía se vino conmigo.
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11comentarios 1336 lecturas prosapoetica karma: 106

Dedos de luna

Niñita chula toca la ocarina
para que el mar se rinda a tus pies
porque tienes los dedos de luna
y en tu garganta vive un cenzontle.

Niñita chula prepara un rico pozole
para que tu abuelo sacie la sed
porque tienes los dedos de luna
en tus manos llevas la miel.

Niñita chula te llama la abuela
el nixtamal pondrás a cocer
porque tienes los dedos de luna
la masa se deja querer.

Chula niñita urde la hamaca
pa´ tu hermanito que está por nacer
con esos dedos de luna que tienes
dulcemente se va adormecer.

Niñita Chula ara el campo
el cielo comienza a llover
porque tienes los dedos de luna
con ellos la milpa verde es.

Chula niñita, muy buenas noches
el sol se oculta otra vez
la luna viene quedita
a tus dedos hará florecer.

Aria Nahual
Martes/ 08/ agosto/ 2017
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Lo Confieso

Lo confieso,
no siempre soy feliz.

Aunque vean que sonrío, no siempre quiero estar presentable, hay días en que te necesitas elemental y sin adornos, y tu alma solo precisa escuchar tu propia voz.

Hay otros días en los que te aterra saludar y oras implorando que el mirar al suelo te haga invisible, son días en que te elige la soledad o tal vez eres tu quien la elige a ella y la abrazas fuerte; Aquellos días en que hasta tu reflejo se niega a tropezarse con el espejo y

¡como cuesta sonreir!

Pero hay otros,
¡Ay! esos días brillantes que te masajean la esperanza, amanece y el sol baña de magia las aceras, todo se hermosea ante tus ojos, la gente se vuelve buena, los viejos trajes te vuelven a quedar y el cabello brilla compitiendo con tus ojos, esos días en los que por todo sonrío y

¡qué fácil se me hace!

Y sí, lo confieso, no siempre soy feliz aunque me vean sonreír

y lo que no me atrevo a confesar es…

…que casi siempre depende de usted.
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Los sitios más hermosos del mundo están en el cuerpo de mi mujer

En tu portal,
tus brazos se abren a un pasadizo secreto
que me lleva al dormitorio de la magia,

donde tu piel es mi libro favorito,
y en ella leo mi pasado, mi presente y mi futuro,
sobre todo mi futuro. Me habla de mis hijos,
y yo comprendo, emocionado,
igual que un dios sabe
que las oraciones de los niños
son las que tienen más fuerza.

Tu piel me dice, por ejemplo,

que tus piernas infinitas me convertirán,
al caminar juntos, en el río que cambió su rumbo,
pero cuyo destino siempre fue ir hacia adelante;

que al besar despacio tus pies
encontraré, entre risas,
el todo que no se avergüenza de parecer nada,
que en el perfume de tu vientre
descubriré la luna que ilumina, más que a sí misma,
la rosa latente de tu sexo;

que tus pequeños y dulces pechos
son las ventanas encendidas
que yo contemplaré feliz cada noche,
como el hombre que llega del trabajo y del frío
y ya no envidia las vidas ajenas,
y sube a su hogar.

Porque tu cuerpo es
el punto en el que coinciden
la única salida del laberinto y el sitio
donde se ama; lo terrenal y lo increíble.
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Invierno boreal

Te han liberado,
magia verde invernal,
alma del mundo.
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Sentidos de hojalata

Soy ciego
en un mundo
donde cada día
nace un nuevo color.

Soy sordo
en una tierra
que da a luz
todas las sinfonías
que Beethoven y Bach
jamás pudieron componer.

Me he quedado
sin lengua
en este universo
de sabores exquisitos.

Soy un sabueso
sin olfato
a la caza del zorro plateado
de la felicidad.

Me he arrancado la piel,
esa que nunca supo comprender
de epiteliales tejidos,
ni de los varios vocablos
con sus 'ermis' sufijos.

¿De qué me sirve ahora
ese aluvión de caricias?
¿Para qué me llueves ahora
tempestad de ilusión?

¿Cómo podré ver
a qué sabe un arcoiris?
¿Y cómo escucharé la luz
del olor a tierra mojada
bajo mis pies descalzos?

Carente de sentidos;
voy en busca de un mago,
un espectro, un hada,
un ángel, un espíritu,
o cualquier forma incorpórea
que tengan los milagros;
acompaño a un mísero y cobarde león,
a un vacío hombre de hojalata,
y un espantapájaros con cabeza de chorlito
(todos son parte de mí)...

quizás,
__ para mí también,
____ exista un nuevo corazón.



@AljndroPoetry / xii-17
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Magia sin truco

Llegas y arrasas,
huracán de una eternidad
que llevaba esperándote.

Primer verso escrito
y aún no me lo creo.

¿Me dejarás en tu boca
o frente al altar vestida de blanco?
Mejor no pensarlo, herido diario,
que no te desangre
ni aún soplando a milímetros,
pues conoces al viento
y a tu corazón embustero,
tan falto de amores verdaderos,
incompatible con los que aparecen por noches
y al alba se marchan
sin mirar hacia atrás
aunque se dejen en tus labios
conjugaciones inexactas
de predicciones inciertas
que nunca erran tus pasos.

Así que esta vez camina despacio
y si encuentras magia sin truco
con la que pretenda hipnotizarte,
deshazte del miedo y recuerda quién eres.

Bésala,
cierra los ojos
y abrázala
hasta que al mirarla te sienta
como la quieras amar.

- ¿Qué dices, poeta? ¡Se marchará!
- Olvida estos impulsos que se saltan el compás.

Mas no te detengas
a pensar en su risa
hasta ahora indiferente
para tu melancólico hastío.

Quizás, todas ellas
hayan sido presentes,
pretéritos simples de verbos
que nunca se hallaron reciamente consolidados,
ni por redobles de cánticos
ni por poemas de Bécquer
que desataban consonantes
tu afán por pintar golondrinas rigurosamente.

Y a lo mejor, cansada de poesías,
que rechinan insólitas
en la métrica quejica,
lo que la vida te ofrece
sean sus ojos haciendo juego sin rima
en satírica que despierta en ti cada día
el hecho de necesitarla sin motivo aparente.

Es didáctica,
nomenclatura científica,
prosopoética ausente,
discordante imaginativa
con la clásica melodía
que deniegas a tu corazón ilegítimo.
Y, sin embargo, feliz por hallarle la cura
al que eligió ser artista
sometido a su propia tortura.

Historia sin prólogo
que te hace sentir extraterrestre,
y ella incompatible
con la infelicidad del absurdo poeta
que te lleva al fracaso.
Filosofía tampoco.

¿Qué será?

Quizás, tan solo sea
la asignatura pendiente
que nunca has aprobado
en eso del amor
por deshacerse de ti a tiempo
en el baile de graduación.
Entretanto por la falta
de corazón incompatible
para el sinsentido con el que bañabas
antaño tu razón.

Y, ¿si ha llegado?...

Sin roles adquiridos
ni congénitos propios
de quien haya nacido
para ser musa de un artista.
Simplemente, ella,
con nombre y apellidos,
sin cuento que la encasille
para incitar tus sentidos artísticos.

“Ojalá sea ella mi mejor regalo”
sueñas a su lado toda la semana
y cómo decírselo
si nunca es el momento
aunque siempre se halle bailando en tus brazos.

Tal vez esta vez se aleje primero
por dejar que tu mente interponga vuestro vuelo
y llegarás a deshora aunque la tengas al lado
porque tú, corazón cobarde,
siempre has faltado
donde empieza el miedo.

Así que ahora corre
y lucha por ella.
Pregúntale
si tiene truco para mirarte
como tú la miras.
Deja que vuele,
que se quede en blanco
y enséñale que la magia
se revela con labios
que aunque aún no se conozcan,
se llevan toda la vida buscando.
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Conjuros mágicos y cuencos de barro

Cuatro tablas mal puestas.

Es lo que queda de la choza de risas. Refugio de pastores, los de rebaños de caricias.

Tiro piedras al río. Darán aún más vueltas. Acabarán pulidas.

Como mis ojos. Bruñidos de tanto mirar.

Engobe rojo en las asas de mi cuenco de barro, que sostiene, entre vapuleos y brisas, la mejor de las pócimas.

Conjuros y fórmulas mágicas. Las que sólo conocen los mirlos (y yo).

Aquí guardo el secreto, la receta. Un día, cuando la niebla empape de nuevo el bosque, te diré al oído, muy quedo, todo lo que sé (y todo lo que siento).
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Sobre hechizos y algunos encantamientos

No me importa…

Si hay espada o un sombrero
Si hay varita o un caldero.

Si me hablan de magia,
Con tu sonrisa me basta.

Pero
No hay hechizo que duela más,
Que un adiós en el acto final.

Como un verso inconcluso
Que el mago busca contrarrestar,
Y no le da el pulso


En la receta de un curandero
Solo se pide más tiempo…
Tiempo, olvido y una pizca de afecto.
(Solo para amortiguar el efecto)

No me quedan cartas bajo la manga.
Frustrado no me lo creía,
Pero en el fondo ya lo sabía:

Por el reflejo de la poesía
La magia cautiva,
La magia ilumina,
La magia supera,
Toda creencia y expectativa.
La magia te deja sin aliento,
Alcanza la cima de mis sueños

Pero la magia… eres tú.

Sr. Nube
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El Límite del Bosque (parte I)

Ella no tenía nombre o no era capaz de recordarlo, tal vez nunca llegó a memorizarlo. Ella solo había visto su claro rostro reflejado en la superficie de las negras aguas de la noche, pero ella sabía quién era, aunque jamás se había visto, aunque jamás había sido llamada. Y, sobre todo, conocía la causa que le daba la vida. Ella le cantaba a los árboles del bosque, ella le susurraba a las hojas del otoño y a las piedras de los arroyos, ella golpeaba a las nubes del cielo y a las raíces de la historia, ella podía perseguir a los árboles del desierto y encontrarlos, verdes y frondosos. Pues, ella era la voz y el grito del bosque y también los puños y las garras de la tierra.

Sin embargo, un día, tras la lluvia y tras el alba, no hubo un amanecer. Las sombras habían alcanzado el suelo del bosque y los árboles habían dejado de cantar. Todo era oscuro y cruel, todo estaba estremecido por el terrible silencio de lo que espera la llegada del final. Y ella vigilaba y guardaba las puertas del bosque, porque sabía que ese último día, en el que se juega el destino, estaba a punto de llegar y que pondría fin a su historia, a nuestra historia.

Entonces, frente al bosque y sobre la extensa pradera de hierbas muertas, se levantó. Ella lo miraba con resignación y voluntad inquebrantable, pero no pudo evitar que las lágrimas de todos sus recuerdos le desgarrasen su mirada, sin perderle de vista, sus ojos eran el muro y la espada, eran la última frontera, cargados de dolor y de rabia, eran la última voluntad del bosque y su última y la más fuerte de sus defensas. ¿Serviría de algo resistirse a aquella amenaza tan antigua y poderosa?
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El Límite del Bosque (parte II)

Entonces, frente al bosque y sobre la extensa pradera de hierbas muertas, se levantó. Ella lo miraba con resignación y voluntad inquebrantable, pero no pudo evitar que las lágrimas de todos sus recuerdos le desgarrasen su mirada, sin perderlo de vista, sus ojos eran el muro y la espada, eran la última frontera, cargados de dolor y de rabia, eran la última voluntad del bosque y su última y la más fuerte de sus defensas. ¿Serviría de algo resistirse a aquella amenaza tan antigua y poderosa?

Se levantó sobre las hierbas muertas de más allá del bosque y su piel era de ceniza. Ella no cedía. Levantó su cabeza y sus ojos eran de llamas. Ella dio un paso al frente. Él habló y su lengua era vieja y su voz de acero forjado y muerte. Ella sonrío con fuerza primaveral, mientras que sus dos últimas lágrimas cayeron, humeantes, contra el suelo. Él tenía un aliento de humo que asesinaba el aire, él tenía un cuerpo de fango y ceniza que marchitaba todo cuanto existía: el verde de las hojas y el marrón de la tierra, la agilidad del viento y el azul del cielo, la música de los ríos y las aves y las transparencias y las luces de sus aguas. Él era la muerte y el yugo, las cadenas y el silencio, la desolación y el olvido. Ella solo era el último bastión del último bosque virgen que quedaba en toda la faz del mundo.

Ambos se enfrentaron. Temblaron los cimientos de la tierra y el cielo y se quebraron todos los pilares, jóvenes y antiguos. Las estrellas temblaron y la noche se deshizo en una sombra temida y terrible. Los arroyos crepitaron y sobre ellos fluyó el fuego. Los animales huyeron y murieron, y todas las hojas de los árboles cayeron pálidas y pardas sobre el suelo hendido y arrasado, convertido en ceniza.

Ella era firme, fuerte y no cedería, él tenía un gran poder, el poder de las voluntades robadas y de las tierras usurpadas, ¿conseguiría derrotarla?
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El Límite del Bosque (parte III)

Ambos se enfrentaron. Temblaron los cimientos de la tierra y el cielo y se quebraron todos los pilares, jóvenes y antiguos. Las estrellas temblaron y la noche se deshizo en una sombra temida y terrible. Los arroyos crepitaron y sobre ellos fluyó el fuego. Los animales huyeron y murieron, y todas las hojas de los árboles cayeron pálidas y pardas sobre el suelo hendido y arrasado, convertido en ceniza.

Ella cayó sin conocer la rendición y con su último aliento derramó todas sus lágrimas hasta aquellas más escondidas, aquellas cuya existencia ni ella misma alcanzaba a conocer. Si hubieran quedado estrellas sobre aquel cielo, estas hubiesen gritado de dolor y derramado su trágico llanto sobre el mundo, pero no, no había estrellas, ni luces, ni cielo sobre aquel nuevo y negro firmamento. Ella, última esperanza, había sido derrotada por una fuerza inmensa y oscura, de fango, ceniza y oro. Ella dio su vida en el límite del bosque porque esa fue la causa y el origen de su historia, pero aquel ser capaz de agarrar el mundo con un solo brazo y de apresar la libertad con una sola de sus garras, aquel ser, sin rostro ni cuerpo, aquel ser cruzó el límite del bosque, del último bosque, alcanzando el dominio sobre el mundo.

Cuentan las lenguas de los que habitan en las raíces de los árboles que cuando aquella esperanza yacía en el suelo, ya sin fuerzas y casi sin vida, agarró a aquel monstruo deteniendo su avance durante unos segundos. Con tanta fuerza que aquel ser sintió miedo, por primera vez, se había sentido vulnerable. Sin embargo, ella perdió su último aliento en esta advertencia, en esta última y severa voluntad de justicia, un grito eterno que amenazaría por siempre el reinado de aquel ser. Su hermoso cuerpo se deshizo en un suspiro de gotas, dulces y cristalinas, que reflejaron el poder indómito de los recuerdos de un bosque y los guardaron hasta que llegase un tiempo en el que alguien pudiese encontrarlos y recuperarlos, hasta que llegase un tiempo en el que el grito del bosque despertase en las profundidades de las gargantas de los hombres y mujeres justos.

Él reinó con la dureza del hierro y el hambre sobre los cuatro rincones del mundo. El bosque murió, porque fue olvidado por todas las conciencias y la barbarie desbrozó la tierra fértil y las corrientes de agua, pero aquellos reflejos eternos estaban presentes ya en la luz de las estrellas, allá donde nuestras miradas vuelven cada noche intentando hacernos recordar quienes somos realmente.
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"Abra-cadabra" (colaboración con @horten67)

(Esta vez añado mi dedicatoria al principio. A ti, lector entusiasta, has de saber que los versos que siguen son de dos medio cuerdas que aún sueñan con la magia de las pequeñas cosas. Escribir con Horten desata el lado imaginario de cualquiera, y a mí que me hace falta poca mecha para prender... ya está el lío montado, jeje. Con mucho cariño).


En los oscuros del tío del saco
encuentro miedos ancestrales
que paralizan mis coletas.
Pero la bruja buena del futuro
me contó que son las ganas
las que ganan a los trols.
Las risotadas de un unicornio
me limpiaron las pelusas viejunas.

Jugando a las cartas con un enano saltarín, me di cuenta de que perdía por trampas (de principio a fin). Observando paciente, me aposté mis comisuras. Son el mejor amuleto de las sonrisas, sin miedos, sin dudas.

He viajado desde un pupitre de plastilina
hasta una hoja de miel y ajo.
El trayecto no fue fácil
pero me siento cómoda con mis coloretes.
Tengo dos girasoles y una hogaza del pan.
Un cuadro en negro con un fondo blanco.
Y muchas palabras con alas y luces.

Tengo un cajón de-sastre, hecho a medida. Lleno de libros, globos, gominolas y vida. Mucha vida.
Tengo horas de desvelos, de esfuerzo, de trabajo. Tengo horas de vivencias, de pecas y lunares, de horas de sol y estrellas fugaces.

En las pupilas llevo impresas muchas fotos.
Nada debo y nada pido.
Me acostumbré a cocinar una vida
escasa de sal pero de puchero cálido.
Tengo una mano firme y un corazón blando.
Cuando miro por el retrovisor
sólo lloro por algunas gotas que la tierra absorbió .

En los dedos llevo amores, llevo sueños y luz de velas. Llevo anillos de locura, unas ascuas de candela.
En mi boca quedan ríos de sonrisas y barcas de palabras.
Pero qué bonito que es vivir, cuánta magia se arranca con cada abra-cadabra.
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