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La verdad perfecta

Digale a él, que estoy para enseñarle a verte arder dibujando versos en tu piel, para ayudarle cuando intente hacerte reir.
Para decirle como amarla, hasta partirse en mil pedazos, aunque siga siendo la decisión más estúpida e inteligente.
De como enamorarse de ti, por cómo lates cuando me ves.
De como hacerte el amor en el universo de una tarde.
De como no es el trabajo ni el dinero lo que llena la vida.
De como preparar el café, ese que jamas probara.
De como hacer que su piel decidiera el camino, sin tener que esperar a la razón.
De como recorrer su piel como un pincel pintándole el alma.
De como agarrar el timón con tal maestría, cuando estalla su tormenta.
De como hacer el milagro de toda su belleza contra el peso de mis defectos.
De como recoger todas esas cosas rotas que él, algún día dejo y que de alguna u otra manera las junté y las dejé funcionando.
De como hacerle el amor con la excusa perfecta; en el momento indicado; con la maniobra precisa; ésa la caricia maestra.
De como tocarla como quien recorre el universo en tan solo unos centímetros de su piel.
De como escribir todo con su nombre.
De como alinear la marea con su boca.
De como ser la noche en su espalda.
De como girar el mundo en su mirada.
De como ser la vida con su vida.
De como seguir siendo todo aunque no quede nada.

Y digale...
que ya no somos nada que duerma tranquilo, que usted y yo solo somos amigos, aunque sea otra mentira mas,
es mas... digale que todo acabó, que esa sea.
La verdad perfecta.
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No quiero

Sumerjo mi cuerpo en tu piel
y detrás de este cielo,
tus manos,
la miel
que cuelga de tus labios.

Escondo de ti el hueco oscuro
donde voy abatiendo mis miedos.

-no tengo tiempo para amaneceres
que no sean contigo-.

No quiero acostumbrarme
a tu manto de olvido.
No quiero sentir
que he perdido
en ti
todos los atardeceres.
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7comentarios 160 lecturas versolibre karma: 39

Y entonces, vuelves

Y de repente cuando ya creía que te había olvidado,
cuando ya había cambiado de página,
de libro, incluso de autor,
vuelves.

Vuelves a enviar un mensaje,
a mirarme me desde el otro lado de la calle,
desde un bar, desde tu coche.

Vuelves acelerar mi corazón,
a ponerme nerviosa,
a hacer trabajar a mi memoria
para recordarme
que no pude deshacerme de todas tus cosas,
porque aún no has vuelto a por ellas.

Es un "tira y afloja" de esos
en que una parte de mi se traga el orgullo
y reconoce que te echa de menos
pero otra parte prefiere atragantarse con él.

Me repito una y otra vez
que este libro tenía el final sin acabar
pero que no sé ni por dónde empezar
y que tampoco sé si quiero volver a abrirlo
y mucho menos a leer la primera página.

Me gusta mi vida ahora,
el libro que escribo en el que no aparece tu nombre,
[...]

Continúa en : huyendodelmundo7.blogspot.com.es/2016/12/y-entonces-vuelves.html
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Vuela

Corre, vuela y sueña.
Coge la vela y sopla una vez más.
Sube la escalera y respira sin parar.

Corre, vuela y sueña.
Llámame por mi nombre una vez más.
Mírame y dime que me quieres sin parar.

Corre, vuela y sueña.
Dime que me conoces y que sabes quién soy.
Dime que te enfermas si no estoy.

Corre, vuela y sueña.
No te quedes anclado en el pasado.
No me hagas llorar sin querer en este mar salado.

Corre, vuela y sueña.
Ya no corres, ni vuelas ni sueñas.
Pero yo lo haré por lo dos.
Pero yo correré contigo, volaré y soñaré con que sueñes conmigo.

Porque aún tenemos tiempo.
Porque aún hay luz en tus ojos.
Porque aún hay movimiento y también sentimiento.
Porque recordaremos juntos lo que un día vivimos.
Porque me merezco aún tus mimos.
Porque soy tu pequeña pitufina y tú mi padre con el amor de una pequeña gran niña.

Corre, vuela y sueña.
Mientras haya amor hay esperanza y mientras haya esperanza hay confianza.
Porque una unión como la nuestra activaría hasta una pistola sin munición.
Porque tú eres mi munición y mi activación.
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El mejor poema que he escrito

El mejor poema que he escrito
confieso lo escribí en sueños.
Mas aquí no puedo plasmarlo
al despertar olvidé sus versos.

El poema más bello y sincero
que mi alma pudo forjar
al alba empuñé un lapicero
pero no conseguí recordar.

El mejor poema que he escrito
y que ya nadie nunca leerá
navega perdido en el limbo
y eterno permanecerá.
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Distancia

Se suceden los días
en continuidades azules
acariciadas por el viento
de la distancia.
Suave lejanía,
ecos de voces,
destellos de luces
que no se rinden
ante la flor del olvido.
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Maleta

Llenaré el equipaje con objetos,
no dejaré espacio para la memoria,
ni lugar para los recuerdos que anuden el pasado.

La maleta repleta del olvido
quedará abandonada en la basura del tiempo.
Esperando la vuelta de su dueño.

Abriré las contraventanas de la casa
iluminando los espacios vividos
y echaré la aldaba por fuera de la puerta.

Me iré con las manos vacías,
limpias de polvo e historias,
a soñar el cielo y acariciar el suelo.

Solo.
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Hielo

Coloco todas las noches
en el cesto de la ropa sucia,
y me preparo una copa de vino
mientras le explico a tu recuerdo
que ya es hora de irse.
No quiero volver a cerrar los ojos
y encontrar esa sombra
melodramática
dibujada en la pared;
es hora de que ya sea después
y volver a dejar el lienzo blanco.

Con los ojos cerrados
alzo al cielo la historia de nosotros
y bajo un infinito aguacero
que me convierte en hielo,
me trago tu olvido con el último sorbo.
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2comentarios 102 lecturas versolibre karma: 50

Ya veré si algún día

Ya veré si algún día me conformo con tenerte tan dentro, tan nada, tan lejos. A lo mejor llega el momento y me desboco, dando rienda suelta a la indomable que me grita, porque la tela tensa hasta que quiebra en hilos sueltos... A ver quién sobrehíla.

Ya veré si algún día desahogo los besos que tiré al mar entonces, y los traigo a la orilla de un poema y reanimo su saliva con mis letras en un boca a boca, o en un verso a verso. ¡Qué bien sabrá besarte de nuevo!

Ya veré si algún día recojo flores de los vastos jardines sin aurora. ¿Seguirán las buganvillas enredadas en los muros del resentimiento? Le cuesta tanto a mi memoria meterte en el olvido... sacarte del recuerdo...
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Olvido

Siempre quise latir junto a ti, incluso te acompañé de la mano hasta nuestro destino, un lugar llamado olvido… pero ya nunca supe salir. Paredes tan altas que cuando llegaban al cielo ya se había hecho de noche

Marisa Sánchez
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Credo

Creo que nunca dejas de vivir aunque estés muerto,
creo que nunca dejas de morir cuando estás vivo.

Creo más allá de una mirada, besos o caricias,
más allá de los versos de tus besos cuando me mimas.

Creo que la palabra lleva al olvido
que los hechos siempre permanecen contigo.

Creo que busco algo que no tendré
que si llega tarde será porque me lo mereceré.

Creen que soy feliz,
pero lo que no saben es que
se me da bien fingir.
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Una Mujer

Una mujer me robo lo que quería...
lo que amaba, lo que en mi vivía.
mi sueño poco a poco robo...
en un bilis y cerrar de ojos tu amor se esfumo.

Con mis lagrimas cayendo en mis mejillas,
te pedí que de mí no te alejaras...
y tan hipócritamente con una sonrisa,
vi como poco a poco de mí te ausentabas.

Sentí coraje conmigo mismo...
por ilusionarme tan netamente;
vivir sin ti es entrar al abismo...
vivir sin ti es hoy el presente.

Una mujer robo mi vida...
mi potencia y mi razón de respirar...
una mujer me regalo melancolías.
Me regalo la ausencia del ¡Ya no estas!

¡Oh que cruel mujer!
que a mi vida dejo sin sentido...
el sentir que ya no estas,
es hoy, mañana y siempre un imposible olvido.

Una mujer que sonriendo esta...
y me imagino que al igual que ti,
pero te aseguro que no la podrás amar...
como algún día me amaste a mí.
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sin comentarios 189 lecturas prosapoetica karma: 33

Peregrino

Esta baldía soledad poblada
que aletarga el batir de mi aleteo,
este vagar sin ir, este paseo
por la orilla de un alma atormentada,

me dicen que, de todo, apenas nada
paró en dogma de aquello en lo que creo,
en tesoro de aquello que poseo
o en sueño placentero en mi almohada.

Y es que viví cual ciego peregrino
poniendo en mi viajar todo el empeño
por afrontar el rol de mi “destino”,

y me dejé olvidado tanto sueño,
tanta canción de amor por el camino,
que hoy apenas de nada soy ya dueño.
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8comentarios 120 lecturas versoclasico karma: 55

Iluminame

Abrázame
Tengo miedo y tengo frío
Abrázame, cobija mis sueños
Abrázame que estoy perdido y necesito luz

Abrázame...
Hace tanto
que vago solo por esta vida
que he olvidado sonreír....

Devuélveme los sueños
Sácame de este paisaje gris
Abrázame.... Que necesito tenerte aquí.
Iluminame

No digas nada, sólo bésame…
Dame tus labios.
Entrégame tu alma.

Comparte tus sueños, que los haré míos.
Dame tus deseos, con ellos calmaré tu sed.
Dame tus miedos, con ellos construiré tu fe.
Dame tu alegría, que de ella llenaré con colores tu día.
Dame tu sonrisa, que ella llena mis días.
Dame
Dame tu alma que ya...
Que ya eres mía.
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Des-esperar

Hoy he visto como el cielo nos ardía.
Y que triste, amor,
y que abarrotada de vacío
se ha quedado hoy tu orilla.

Podría desvestirte el alma, amor,
y lamer de uno a uno todos tus inviernos
hasta borrarlos.

Podría dibujar sobre tus mejillas
un verso infinito,
y soplarte las pestañas,
zurcir en tu espalda nuevas alas,
hacerte eternamente eterno
palabra a palabra.

Pero hoy he visto como el cielo nos ardía.

Y si lo que dicen es cierto,
Y desesperar es dejar de esperar...
Debo confesar, amor, que hace un tiempo
ando (des) esperándote
entre estos viejos y desgastados amaneceres.

Que hoy las sábanas que una vez me vieron llorar
están manchadas de estrellas y algún que otro olvido.
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2comentarios 158 lecturas versolibre karma: 57

¡Nieva!

¡Nieva!
A través de la ventana,
de forma grácil, serena,
miro la nieve cuajada,
desquiciada primavera.

¡Nieva!
Va cayendo, tan callada,
copos de nieve ligera,
la ventisca susurrada
que da paso a la tristeza.

¡Nieva!
Y se extingue nuestra llama,
tu mirada se congela,
y ya no nos queda nada,
y en las venas…,
mi sangre también se hiela.

¡Nieva!
El cielo en copos se desgrana
y se funde con la tierra,
nuestras vidas se separan
al terminar la tormenta.

¡Nieva!
Como si una manta blanca
esté borrando tus huellas,
y se me derrite el alma
al marcharte de mi vera.

¡Nieva!
Solo una fugaz nevada
que se ha quedado deshecha
entre el barro de una lágrima.
Y en el invierno
del corazón… ¡también nieva!
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Lo que nos queda

Al final, ¿qué nos queda?
¿una foto? ¿una canción?
¿una persona? ¿un momento?
varios pensamientos,
de miles de cosas
que luego olvidaremos.
Nos queda el presente,
nos queda un futuro,
nos quedan ganas de vivir,
de luchar, de lograr,
afrontar lo que nos venga,
nos queda todo lo que queramos.
Si estamos dispuestos
vamos a superarlo.
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Mis horas más antiguas quieren sentir mi cansancio

Mis horas más antiguas quieren sentir solo mi cansancio.
Solo en él podrán hacerse de la parte más oscura que algún día habitó en mi existencia.
Nunca he ocultado qué tal vez solo fuimos un aliado para una voz que es cobarde.
Que mis ojos se refugiaron en los pretextos de otros para poder seguir teniendo la esperanza de soñar que era un héroe.

Un héroe que nunca lo fue del todo.
Que no quiso o no pudo afrontar a un río que se desborda de su cauce estrujándolo todo.
Que solo enmudeció con los truenos ensordecedores que trastornan la calma monótona de una vida cotidiana.
Que no supo nadar en una corriente de agua turbia y desquiciada que te hunde en la desdicha de la duda permanente.

El torrente lodoso borró toda la ilusión que existía y solo siguió inmutable arrasando con todo lo que se encontraba a su paso.
Solo quedó un lodazal de prejuicios y maldiciones sin censura en donde los ojos me juzgaron sin yo poder hacer una defensa.
Su veredicto fue hallarme culpable por todas las noches que no hice nada para detenerlos.
Porque después de esa tormenta solo atiné a recoger mis recuerdos y actuar como si no pasara nada.

Muchos de esos recuerdos nunca más volvieron a ser míos.
Se quedaron con la parte de mi rostro que sobrevivió a tus miradas más incómodas.
Aquellas que solo quieren mostrar la dureza más melancólica y triste de una tarde lluviosa que queda.
Te quiero mostrar el rostro más sublime, lleno de misericordia, que todo lo perdona, como fue perdonarte el abandono a los principios más sabios de esta vida.

Mis horas más antiguas quieren sentir mi cansancio y así poder apoderarse de lo que todavía existe en mi presente.
No las dejaré ni un milímetro avanzar sobre los anhelos más queridos que con mucho dolor he ganado.
Aunque en la lucha por querer vivir mi presente se tope con la realidad que se escurre queriéndose llevar a mi propia vida.
Estoy dispuesto a correr con ese riesgo para vencer a mis horas más antiguas que solo quieren revivir mi oscuridad.


Poesía
Miguel Adame Vazquez.
05/04/2017.
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