Sabor,
a la menta de tus besos,
a ginebra y mil excesos,
al dulzor de tu saliva,
tu piel aceituna, a oliva,
y a intenso sabor a mar…
cítrico, almeja y sal.
Tus ojos, aroma a ron,
que vierten lágrimas de licor,
calmantes de la áspera sed
en los bares de mi embriaguez.
Sabor,
tu cuerpo excelso, a vainilla,
a picante tu mirada
que quema como guindilla,
todo el sexo a mermelada,
y tu lengua, a piperina,
o a una ácida mandarina.
Tus pechos, las uvas de la ira,
flanes glaseados de mentira,
y queda un postre que se espesa,
con la nata sobre tu fresa.
Sabor,
tu cuello, a afrodisiaca canela,
los pezones, a tiernas cerezas,
tu boca, a carnosa ciruela,
y no verte…, regusto a tristeza.
Tus labios me saben miel,
tu olvido…, a amarga hiel.
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