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La luz del olvido

Una tarde de verso otoñal
Antonio Machado contempla
el cielo mustio de Madrid,
yerra la sonrisa con las pocas
hojas que desprenden las ramas
y la melancolía borracha y persistente
se sienta a su diestra, clava su plañir
en las solapas del alma de aquel poeta,
errabundo de la palabra.
Caminante se hace camino pregona
su pluma con el semblante añejo
y el planeta fascinado le cree,
es su cordura quien oferta
entre cambrones y la corriente del alba.
Sobre los serrijones que ciñen
el horizonte Machado se inclina
besa el céfiro y lanza una octava,
vuelve el poeta con el olifante de las estrellas
se calza de filantropías literarias
y marcha a la nubecilla que es su página
de cada noche en la penumbra de los ruiseñores.
Dormido con las cejas pobladas de luna
se funde en los secretos jacobinos del tiempo,
tiene corteza para las frases
tiene tinta para las verdades
tiene tono para la irreverencia
y cuando abre la mañana sus pestañas
otras grafías bordan su privanza.
Y la vieja angustia que es hipocondríaca,
compañera, indisoluble de sus aventuras
cuelga en floridos recuerdos
el tranvía de Madrid,
la esencia de Campoamor
la sombría soledad de Miró.
Los gorriones se acercan en una danza
de alas legendarias
está en su cumbre Machado,
y apenas lo alcanza la luz del olvido.

Yaneth Hernández
Venezuela
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Sepan que

Sepan que
los recuerdos cruzaran el Caribe;
desde la cima, el mundo arde:
humo y cenizas
siendo el viento guía
a una tierra donde la vida y la muerte no existen
tan solo hoy
tú y yo
nosotros eternamente
sueños majestuosos
donde tu ausencia refulge en nuestra alma;
pesadas piedras moldeadas por miles
viento y gotas tan frágiles que parten millones de años;
las luces de la ciudad anuncian pataletas
veneran a la montaña que les da vida;
el mar admira, respeta, le teme al peñasco que lo detiene
en la cima, una amistad se refuerza, se fortalece, se destruye
gracias al sufrimiento del camino
puede que incluso el orgullo se levante más alto que los casi tres mil metros de mi mejor recuerdo.

Contemple la salida sol en silencio,
el alba extendió sus rosados dedos por los valles, el mar, las ciudades;
lo mejor del amanecer no es la salida del sol,
sino como el mundo transforma su ruidosa inactividad en una sinfonía esquizofrénica que despierta cada sentido sentimiento;
la mejor filarmónica no es la de Berlín ni la de Los Ángeles ni la ruinosa pianista ni las decadentes nubes:
la mejor filarmónica son las crestas y los valles, los acantilados y los topos, los riscos y las filas maestras, los bosques húmedos y una vegetación que parece a la de un páramo, el infinito mar azul y el inexpugnable cielo magenta, morado, rosa, azul y demás colores desconocidos
los cocos escarabajos tocan la viola, los pájaros verde-azul-amarillo un acordeón, la mosca negra tan grande como una ciruela la trompeta;
el jazz, blues, reggae, trap, rock, pop, Chopin son una galaxia virgen que folla con el folklore;
puede que no tenga sentido: eso es lo único que tiene todo el sentido posible.

Homero, poeta garrapatoso que me hizo tener fe en los mitos griegos
incluso en los cunaguaros del Ávila;
detrás de mí un pájaro cuyo canto es amarillo
un flash que grita ¡arte! agradeciendo a Dios su creación
y finalizo mi sinsentido dándole sentido, porque es la puesta en escena a través de palabras anteriores de tal vez los mejores recuerdos que tendré por un par de años o mi vida,
pues el frio lamio mis pelotas y el peso moldeo mi espalda y las quejas y la terquedad y las palabrotas doblaron-jodieron mis rodillas.

Declaro ante ti, humilde gigante,
alimento de viejos sabios y adolescentes orgullosos,
que sufrí con mucho gusto tus laderas,
respire con dulzura tu aire moribundo
sacie mi sed con tu agua hedionda de vida;
te agradezco humildemente dios protector
(tsunami-piedra-montaña)
por haberme dejado acariciar las nubes al conquistar tu cima;
el plástico se multiplica más rápido que los conejos
y la naturaleza se arriesga en las cercanías de una ciudad que todo lo mata con golpes de vida;
escuche tu canción y descubrí en las alturas no solamente que el mundo luce distinto,
sino que está permitido imaginar-delirar sobre la forma del mismo.
¡Brinde por la muerte ebrio de vida!
Así termino mi perorata, recordando un chocolate, una flor, un abrazo
una foto donde cinco personas sonríen así no más:
sonríen simplemente.
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Salir a luchar

Llaman peligro
a abrir los ojos.
Pavor a observar
las mentiras tras las máscaras.
Ellos.
En su zona de tranquilidad,
en su conformidad, su monotonía,
su asentir contínuo, su triste acomodamiento.

Llaman peligro
a arriesgar la vida,
¡cómo si no fueramos a morir algun día!
Peligro el salir al mundo y huir a lo desconocido,
a enfrentar lo mórbido, lo cruel, lo injusto,
lo que nos escondieron tras una simple cortina.

¡Peligro!, gritan si destapas el velo,
si no te agachas y sellas tus labios.
¡Peligro!, al descuidar la futilidad,
lo inútil, lo estúpido, lo vulgar.
Pues peligro, yo te abrazo.
Yo te ansío con mi alma.
No me importa enfrentarte, luchar,
si eso supone no sentarse,
siendo ciego y sordo.

No quiero vivir más engañado;
por mí, mi conciencia,
mis vicios y mi embobamiento.
Adiós, antiguo yo.

¡Peligro!… ven.
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El Límite del Bosque (parte I)

Ella no tenía nombre o no era capaz de recordarlo, tal vez nunca llegó a memorizarlo. Ella solo había visto su claro rostro reflejado en la superficie de las negras aguas de la noche, pero ella sabía quién era, aunque jamás se había visto, aunque jamás había sido llamada. Y, sobre todo, conocía la causa que le daba la vida. Ella le cantaba a los árboles del bosque, ella le susurraba a las hojas del otoño y a las piedras de los arroyos, ella golpeaba a las nubes del cielo y a las raíces de la historia, ella podía perseguir a los árboles del desierto y encontrarlos, verdes y frondosos. Pues, ella era la voz y el grito del bosque y también los puños y las garras de la tierra.

Sin embargo, un día, tras la lluvia y tras el alba, no hubo un amanecer. Las sombras habían alcanzado el suelo del bosque y los árboles habían dejado de cantar. Todo era oscuro y cruel, todo estaba estremecido por el terrible silencio de lo que espera la llegada del final. Y ella vigilaba y guardaba las puertas del bosque, porque sabía que ese último día, en el que se juega el destino, estaba a punto de llegar y que pondría fin a su historia, a nuestra historia.

Entonces, frente al bosque y sobre la extensa pradera de hierbas muertas, se levantó. Ella lo miraba con resignación y voluntad inquebrantable, pero no pudo evitar que las lágrimas de todos sus recuerdos le desgarrasen su mirada, sin perderle de vista, sus ojos eran el muro y la espada, eran la última frontera, cargados de dolor y de rabia, eran la última voluntad del bosque y su última y la más fuerte de sus defensas. ¿Serviría de algo resistirse a aquella amenaza tan antigua y poderosa?
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El Límite del Bosque (parte II)

Entonces, frente al bosque y sobre la extensa pradera de hierbas muertas, se levantó. Ella lo miraba con resignación y voluntad inquebrantable, pero no pudo evitar que las lágrimas de todos sus recuerdos le desgarrasen su mirada, sin perderlo de vista, sus ojos eran el muro y la espada, eran la última frontera, cargados de dolor y de rabia, eran la última voluntad del bosque y su última y la más fuerte de sus defensas. ¿Serviría de algo resistirse a aquella amenaza tan antigua y poderosa?

Se levantó sobre las hierbas muertas de más allá del bosque y su piel era de ceniza. Ella no cedía. Levantó su cabeza y sus ojos eran de llamas. Ella dio un paso al frente. Él habló y su lengua era vieja y su voz de acero forjado y muerte. Ella sonrío con fuerza primaveral, mientras que sus dos últimas lágrimas cayeron, humeantes, contra el suelo. Él tenía un aliento de humo que asesinaba el aire, él tenía un cuerpo de fango y ceniza que marchitaba todo cuanto existía: el verde de las hojas y el marrón de la tierra, la agilidad del viento y el azul del cielo, la música de los ríos y las aves y las transparencias y las luces de sus aguas. Él era la muerte y el yugo, las cadenas y el silencio, la desolación y el olvido. Ella solo era el último bastión del último bosque virgen que quedaba en toda la faz del mundo.

Ambos se enfrentaron. Temblaron los cimientos de la tierra y el cielo y se quebraron todos los pilares, jóvenes y antiguos. Las estrellas temblaron y la noche se deshizo en una sombra temida y terrible. Los arroyos crepitaron y sobre ellos fluyó el fuego. Los animales huyeron y murieron, y todas las hojas de los árboles cayeron pálidas y pardas sobre el suelo hendido y arrasado, convertido en ceniza.

Ella era firme, fuerte y no cedería, él tenía un gran poder, el poder de las voluntades robadas y de las tierras usurpadas, ¿conseguiría derrotarla?
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El Límite del Bosque (parte III)

Ambos se enfrentaron. Temblaron los cimientos de la tierra y el cielo y se quebraron todos los pilares, jóvenes y antiguos. Las estrellas temblaron y la noche se deshizo en una sombra temida y terrible. Los arroyos crepitaron y sobre ellos fluyó el fuego. Los animales huyeron y murieron, y todas las hojas de los árboles cayeron pálidas y pardas sobre el suelo hendido y arrasado, convertido en ceniza.

Ella cayó sin conocer la rendición y con su último aliento derramó todas sus lágrimas hasta aquellas más escondidas, aquellas cuya existencia ni ella misma alcanzaba a conocer. Si hubieran quedado estrellas sobre aquel cielo, estas hubiesen gritado de dolor y derramado su trágico llanto sobre el mundo, pero no, no había estrellas, ni luces, ni cielo sobre aquel nuevo y negro firmamento. Ella, última esperanza, había sido derrotada por una fuerza inmensa y oscura, de fango, ceniza y oro. Ella dio su vida en el límite del bosque porque esa fue la causa y el origen de su historia, pero aquel ser capaz de agarrar el mundo con un solo brazo y de apresar la libertad con una sola de sus garras, aquel ser, sin rostro ni cuerpo, aquel ser cruzó el límite del bosque, del último bosque, alcanzando el dominio sobre el mundo.

Cuentan las lenguas de los que habitan en las raíces de los árboles que cuando aquella esperanza yacía en el suelo, ya sin fuerzas y casi sin vida, agarró a aquel monstruo deteniendo su avance durante unos segundos. Con tanta fuerza que aquel ser sintió miedo, por primera vez, se había sentido vulnerable. Sin embargo, ella perdió su último aliento en esta advertencia, en esta última y severa voluntad de justicia, un grito eterno que amenazaría por siempre el reinado de aquel ser. Su hermoso cuerpo se deshizo en un suspiro de gotas, dulces y cristalinas, que reflejaron el poder indómito de los recuerdos de un bosque y los guardaron hasta que llegase un tiempo en el que alguien pudiese encontrarlos y recuperarlos, hasta que llegase un tiempo en el que el grito del bosque despertase en las profundidades de las gargantas de los hombres y mujeres justos.

Él reinó con la dureza del hierro y el hambre sobre los cuatro rincones del mundo. El bosque murió, porque fue olvidado por todas las conciencias y la barbarie desbrozó la tierra fértil y las corrientes de agua, pero aquellos reflejos eternos estaban presentes ya en la luz de las estrellas, allá donde nuestras miradas vuelven cada noche intentando hacernos recordar quienes somos realmente.
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¡no vuelvo a beber!

Un bar,
mirada
seductora,
copa,
daiquirí,
un guiño,
una mordida,
labios rojos;
la fresa,
la guinda.

Burbujeante,
la cerveza,
te ruge,
se arquea
la ceja,
blanca espuma.

Kamikaze,
vodka,
te lo sirven,
te transformas,
kamikaze
del amor,
te mezclas,
te combinas,
daiquirí
y tú,
embriagante,
alucinante,
lobo,
aullas,
devoras,
luna,
te centellean,
te eclipsan,
te abismas,
te despeñas,
te atormentan,
tempestades,
te sorben,
te extinguen,
extingues.

Copas
sin cristal,
desnudas,
sábanas
de seda,
sexo en la playa,
orgasmo tropical,

alborada;
la resaca...

¿cómo se llamaba?
¿a qué número
le marcas a un daiquirí?
¿cuál era su Whats?

¡no vuelvo a beber!
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El tesoro de la tortuga

Nada parecía querer despertar esa mañana, nada, a excepción de esa espesa e inusual niebla que se había formado a unos pocos cientos de metros en dirección nordeste. La espesura se iría difuminando con las primeras luces del día, dejando al descubierto la inmensa silueta que dibujaba una exuberante y verde isla. El Tritón había llegado a su destino: La isla Tortuga. Su capitán, el aventurero Robert Alcott, junto a su fiel tripulación, se disponía a encontrar el enorme tesoro pirata que durante más de quinientos años había permanecido escondido, y que ni españoles, franceses o ingleses habían conseguido encontrar durante todo este tiempo. Durante el convulso siglo XX, el mundo entero permaneció sumergido en dos guerrras mundiales y un sinfín de conflictos posteriores que borrarían toda pista del legendario tesoro, perviviendo en esencia tan solo en algunas historias que darían pie a escritores para escribir sus novelas de aventuras.
Pero todo esto cambió el día en que Robert Alcott encontró en el desván de casa de sus padres un viejo mapa y un bloc de notas con dibujos, coordenadas y anotaciones sobre la isla que su padre le había descrito cientos de veces en las historías que durante su niñez le contaba cada noche antes de irse a la cama. Robert, había heredado una gran fortuna al morir sus padres, una gran fortuna que ni tan siquiera él sabía que existía. Quizá, las historias que le contaban sobre esa isla no eran solo un cuento, y ese mapa junto al bloc de notas escondían algo más que la imaginación de su padre. Robert Alcott decidió poner a prueba sus sospechas y descubrir con sus propios ojos el lugar al que tanta veces había viajado en sueños cuando era un niño.
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Allí está la libertad

Estaba aterrado. Un temible ejército se presentaba delante de mí, con sus poderosos estandartes, lanzando graves improperios e inhumanos alaridos que herían el espeso aire que inundaba el campo de batalla. El miedo que me presionaba el pecho era tan afilado como sus mortales dardos. Las piernas, comenzaban a pesarme, como si la carne se convirtiese en frio mármol. El sudor, me cegaba la vista. El corazón, me latía tan fuerte como los tambores de guerra. Noté una mano en mi hombro derecho, apretándome con ruda suavidad. Al girarme, vi al comandante Vitelio.

- ¿Ves todos esos hombres que pretenden detenernos?-dijo señalando al enemigo con su espada mientras esbozaba una desconcertante sonrisa que le iluminaba los ojos.

- Los veo, mi comandante.

- Pues allí, detrás de sus tiránicos estandartes se encuentra nuestra libertad. Lucha con valor y no dejes que el miedo te domine; pues hoy, la victoria o la muerte habrá de juzgarnos como hombres libres.
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Se busca

No sabía dónde anunciarlo,
si en los anuncios por palabras de un diario
o con unas octavillas por el barrio.

Me decidí por un letrero
que me cubre el corazón
bordeando sus molduras
con ribetes de ilusión,
que se erige en pregonero
anunciando mi locura,
que tenía esta inscripción...

Se busca:

“Una historia de pasión,
un camino de emociones
que transite la vereda
del amor.
que me deleite la vista,
que pernocte entre las sábanas de seda
de una gran funambulista
que no tema ni los riesgos ni el exceso.

Lo que busco es ese beso
que se oculta tras la luna,
el peligro y la aventura,
mil caricias, más ternura,
el ardor de una epopeya,
eso es, la busco a...ella.

Busco a esa que me acepte la propuesta
indecente y deshonesta
de una dulce travesura,
que me baile una bachata
y me roce sutilmente,
que me mire fijamente
con el celo de una gata.

Que me coma con los ojos,
se desnude sin rubor,
y huyendo de los miedos
se atiborre de valor
y del amor haga una fiesta...”

Si eres tú, "porfa", contesta...
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Príncipe Desolado II

Confidente de dos

“Quienes desafían la naturaleza y sus reglas son llamados dioses, quienes la desafían y crean la suya son llamados demonios, ambos son dueños de su destino y libres de actuar”
-Alexndre


Llegada la tarde, después de una larga jornada de clases y práctica de laboratorio, el joven demonio encontrándose en la comodidad de su solitaria y fría morada, decidió al fin entablar una conversación con la chica tan fascinante que estuvo en su mente desde aquel día, sin embargo nuestro joven demonio no tenía ni la minina idea de como empezar la conversación, pensó "no quiero sonar tan normal con un simple hola, no quiero que piense que estoy obsecionado con ella, si actuó con normalidad seré muy frío y no entiendo por que con ella no quiero ser así", fue entonces cuando decidió hacer una pequeña visita a la diosa Artemis para preguntarle de qué manera podía hablarle a una chica, pero antes fue a ver Ra para que le explicase que es lo que está sucediendo con el.
Ra le explicó a Laxder acerca del amor, las emociones y los sentimientos, desde luego Amon se lo explicó antes pero al vivir solo y teniendo en cuenta que su "primer amor" resultó ser una cazadora, Laxder solo entendía el odio, la ira, la frialdad.
El joven demonio tras conocer que su antigua "novia" sólo intentaba asesinarlo, decidió olvidar sus sentimientos y emociones tal como Amon le había aconsejado, la sabiduría de Ra le explico que existen seres buenos y malos y que tarde o temprano el tenia que decidir de que lado estaba.
Cuando Laxder llegó donde Artemis se encontraba, se mostraba como siempre, un joven con una mirada intimidante y una atmósfera oscura que lo rodeaba, pero al hablar con la diosa su mirada cambió, Artemis se vio sorprendida al ver la expresión en el rostro de Laxder, aquel sublime demonio que había conocido se encontraba nervioso y confundido, Artemis por instinto entendió que Laxder quería hablar con ella acerca de una chica, la diosa con un tono dulce le preguntó "Lax¿ me puede decir el nombre de la chica?" a lo que el joven respondió en asombro "Artemis ¿acaso me has estado observando?", el joven demonio tras esta sorpresa se tranquilizó y decidió contarle a Artemis lo que le sucedía pero evito de todas las maneras posibles decir el nombre de la chica.
Mientras Laxder platicaba, Artemis pensaba en lo que había sucedido momentos antes de que Laxder llegara a su localidad, pues su sobrina había acudido a ella para pedirle un consejo acerca de sus sentimientos, la pequeña le dijo que había conocido a un chico un tanto diferente en la integración que tuvo de su universidad, la muchacha le contó sobre el muchacho, la apariencia que este tenía, Artemis le aconsejo que lo mejor sería que empezarán a hablar y conocerse de mejor manera, pues las cualidades de la pequeña sobrina de la diosa eran dignas de admiración.
De un momento a otro Artemis recordaba como su sobrina detallaba a aquel muchacho, y como una sonrisa y el brillo de sus ojos incrementaba poco a poco lo describía, lo que más le llamó la atención fue que la descripción que ella le dio era similar al joven demonio, fue entonces cuando a la diosa se le ocurrió interrumpir a Laxder y le pidió que le describiera a la mucha a lo que Laxder respondió "es una chica muy simpática, no la conozco mucho, pero por lo visto es muy inteligente, intrépida, espontánea, decidida, pero sobre todo es digna de admirar", después de describir a la chica se estiró en el suelo y suspiró, volteo a ver a la diosa y le exclamó "ahora que lo pienso tiene alguna similitud contigo y con tu hermano" Laxder se puso de pie le agradeció a la diosa por el tiempo y la atención que le dio y regreso a su casa.
No obstante la diosa decidió analizar lo sucedido y descrito por ambos, después de unos momentos dedujo que a su sobrina le gustaba Laxder y el joven demonio tenía un gran interés por su sobrina.
Al estar ya en casa Laxder tomó la decisión de meditar un momento y mientras lo hacía este se quedó profundamente dormido con su teléfono a un lado.
Por otro lado Ysla se encontraba un tanto cansada por el día que tuvo así que decidió ir a su cama temprano y pensar, mientras pensaba logró encontrar una posición cómoda y quedó sumergida en su imaginación la cual se convirtió en un sueño.

Será acaso que tanto la semi diosa y el joven demonio tienen la misma confidente y no lo saben, o tal vez sea otra chica a quién Laxder hacia referencia??


Alexndre
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Sus besos me encienden

El frío que deja la ausencia de su cuerpo rozando el mío en las tardes de pasión ha querido invadirme, pero el calor que genera la sangre corriendo por mis venas bombeada enérgicamente por mi corazón acelerado por la emoción que me entrega con sus besos, ha ocasionado que mis ganas de ella se eleven a la máxima potencia.
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No entiendo

Me cuesta entender por qué no tengo sus labios entre los míos besándonos con loca pasión,
por qué mis manos no están rozando su piel mientras le acaricio?,
por qué mi lengua no recorre su cuerpo buscando su felicidad?.
No entiendo,
si solo estamos a un brinco de distancia de comernos el uno al otro.
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Mi vicio

No sé si beberte, inyectarte o fumarte.
Cada vez que te beso siento que eres mi más fuerte vicio y eres el único antídoto que cura esa dependencia.
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2comentarios 155 lecturas relato karma: 103

El loco

Corro el riesgo de entrar en una crisis de locura si no recibo una dosis de sus besos.
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Todo pasa

Pasan los minutos, pasan las horas,
Pasa el agua que lleva el río y aunque se ve siempre lleno, el agua no es la misma, pues cada gota pasa a formar parte del mar.
Pasan las nubes por el cielo dibujando hermosas figuras en el firmamento.
Pero cada vez que la veo me pasa algo diferente,
Cada día que pasa siento que la quiero más,
Cada rato que pasamos juntos hace que mis ganas de estar con ella sean más grandes
Cada vez que beso sus labios, me pasas una corriente que recorre mi cuerpo
Cada vez que pruebo el sabor de su cuerpo sumergido en lo más profundo del océano de amor que tienes entre sus piernas, me pasa su dulzura, que como miel me empalaga y me enloquece
Cada vez que hacemos el amor me pasa algo maravilloso pues llenas mi corazón de alegría disipando toda angustia y tristeza que pueda existir en mi vida.
No sé qué irá a pasar. No quiero pensar en eso. Solo quiero sentir y vivir al máximo cada momento que paso con ella.
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¿Quién es?

No es mi pasatiempo, es mi presente sin pasado y con futuro incierto.
No es quien mata mis veranos es mi tormenta perfecta.
No es mi juego, es mi verdad que me trasnocha cuando la pienso y mi fantasía más caliente cuando la sueño.
No es quien me despierta en las mañanas, es quien no me deja dormir toda la noche.
No es una casualidad es la causa de mis locuras.
No es la mujer perfecta es la que quiero y deseo.
No es mi opción es mi decisión.
No es la que me robas el tiempo, es la que le da valor a las horas de cada día que he vivido desde que la conocí.
No es mi amiga ni mi mujer, es más que eso, pues es mi amante.
No es la flor más radiante del jardín, es la rosa con largas espina que aunque me lástima la amo.
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Es divina

Es divina y el tiempo es injusto al tenerla al lado de otro hombre
y yo sin poder llenarla de lujuria cada parte de su cuerpo y de su alma.
Pasan los días que parecen años y sigue esperando a quien la colme de experiencia placer y pasión.
Yo espero pacientemente que la vida me dé la dicha de ser quien, una vez más la llene de ese amor que tanto necesita y quiero darle.
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