Otro tipo de duelo
es al que yo me refería..
Sin embargo tú le viertes,
como jarro de agua fría,
pellizquitos a tus versos,
que rebosan poesía.
Con tu fábula diviertes,
tocas bien la fantasía.
Por supuesto, entro al barro,
como ves, no soy de lides,
yo soy más de porquería.
Pues mi dama calzaría
chal, tejanos y un cigarro.
Y si gano se despide,
por tener vacío el tarro.
Por si acaso, no te olvides
que tú te has subido al carro,
que otro gallo cantaría
con tus textos de a diario.
Ya no me sorprendería
que te unieras al becario
Rafapuello y compañía,
alumbrando tu poemario.
Y ahora sí fiel adversario,
que rebrote la poesía.
Que parece que por miedo
ya cerraste tú tu cuento,
laureado caballero
de las tierras del tormento.
Es verdad, no soy poeta
ni tampoco un vil farsante,
pues yo ya lo dije antes.
Soy de padre anacoreta
y de madre fabricante
de mis sueños, de mis metas,
y de hermano “echao” pa‘ lante,
que me presta sus recetas
de valor y ser constante.
Y te admito que mi día
viene frío por momentos.
Pero en fin, te mentiría
si asintiera que no siento
cosquilleos en la lira
que se escucha desde el viento
que tus rimas soplan lento.
No lo digo y me arrepiento,
ahora a ver si lo solvento.
En el cielo está el añil
que repinta nuestros duelos,
y que salvas por los pelos
al no decir que es azul,
y encauzarlo por lo bello.
Ya te contesté Raúl,
si no has quedado contento,
un relato varonil
de esos tuyos y reviento,
que esto comenzó en Abril
y aún en Mayo lo contemplo.
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