Despierto:
bajo el abrumador olor
de tu mirada
bajo la cálida sonrisa
de tu alma.

Me turbas,
tengo un nudo en la garganta,
no tengo expresión en la mirada,
solo tiemblo, me tiembla el alma,
porque hoy será la ultima madrugada.

Mis párpados gritan
el páramo escucha
las hojas contestan
los árboles lo publican
un amor que se muere
no gritéis, no gritéis a la mañana,
igual que se muere un amor
igual resucita mi alma.

Me ha calado, como nadie ha podido
tan profundo en mi piel, que son suyos
cada cuadro en donde habita
y me recorre, llamándose amor
sintiéndole vida, vida que me atrapa
y me obsesiona sin dejar salida…

Me lleva y me trae corriendo a su antojo
con los ojos encerrados en los pensamientos
esos delirantes que le escribe morboso
desesperando a mi mente…

Mi mente
tan obsecuente de su amor...

Me ha calado
como a una fruta
para probar mi sabor
para descubrir mi madurez
para que nadie me quiera
porque me ha marcado
calando en su nombre
mi corazón y mi piel…

Me ha calado con tanta fuerza
que atravesó mi alma entera
pero no lo sabe, y no le digo
porque no la ve
pero ella está celosa
también enamorada
de él…

Y me ha calado
cada vez que me toca
llegando hasta los huesos
haciéndome mi propia lluvia
de él…

Y luego me cala
por fuera un sombrero
para ocultar mis ojos saltones
mi sonrisa pintada
entre los cuadros calados
en mi cuerpo, en cada rincón
donde me besó a_firmando su nombre
para que nadie me toque…

Me ha calado, sabe hacerlo
y lo dejo porque como él
nadie ha podido…

soundcloud.com/lola-bracco/me-ha-calado-m (Lola)

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He caminado la arboleda
hasta llegar a la puerta azul
de tu casa sin puerta
y he llamado tres veces
invocando la tradición que nos gusta
que nos une como sinónimos
en un espejo de agua y fuego.

He juntado los astros
entre tus alas salvajes
y mi cuerpo azorado
para amarte en firme
como tu decisión de vida
en lugares secretos
que se parecen a nosotros.

He aullado a tu boca
para prender la cara oculta de tu noche
donde desafiarnos las verdades
con más verdades
respiración descarnada de pólenes
sin más ruido,
solo nuestro roce.

He sentido el hervor de las lágrimas
en tu abrazo volcánico
haciéndome bucles sensibles
desconocidos en mi piel.

Me has servido la copa
y has bebido de ella
en confianza hecha de llaves
abriendo el claro del bosque.