No entiendo por qué la vida siempre me encierra en un cuarto.
Me da una ventana a la pared y una puerta al vacío.
Si me tiro quizá caiga en una montaña de colchones, o quizá en un mar de aceite.
O me puedo quedar viendo la ventana, que da a la pared.
No pensar como me iría si saliera por la puerta, solo mirar la ventana, sin ver nada reflejado, solo la estática figura de los ladrillos de la pared, quizá buscándole formas diferentes a las siluetas imaginarias entre las líneas.
El cuarto no me permite otras opciones, sé que puedo mirar todo lo que quiera la ventana entreteniéndome con las líneas, pero en algun momento la puerta se va cerrar, y si se cierra quizá aunque la vuelva a abrir nunca podría caer en los colchones, y moriría sin saber si hubiera podido disfrutar de los colchones por el resto de mi vida, en ves de ver las mismas rayas de los ladrillos de la ventana hasta el último momento de mi vida.
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