No se qué viento azota mi camino,
si le guía la Rosa de los Vientos,
solo se que no encuentro mi destino.
Unos como el Garbí, térmicos, lentos,
otros fríos y secos, como el Cierzo,
que te recluyen en tus aposentos.
Hacia el Este avanzo con mucho esfuerzo
si de frente me viene el de Levante,
soplando el Huracán…, solo retuerzo.
Llega el frío, el Biruji es muy cortante,
pues prefiero el Céfiro cálido, suave,
florece en primavera y es elegante.
Que del Norte venga Boreas es clave
para sentir este frío invernal,
Cecias sobre el mar, destroza mi nave,
arrojando ese granizo infernal.
Si llego por tesón al noroeste,
nada me libra del feroz Mistral.
Buscando en el cielo un cuerpo celeste,
que el atroz Vendaval ha despejado,
más la senda que indica es muy agreste.
Este aire fatal me ha trastornado
ya sea la Tramontana o sea el Siroco,
un viento sofocante, húmedo, ahogado…
Calienta mi cabeza, me trae loco
me llena de polvo, como el Solano
es recargado, excesivo, es barroco.
No se, ¿será el Abrego castellano
el que a su abrigo de cobijo a mi alma?
pero si marchar por el mundo ufano
quiero, yo necesito un viento…en calma.
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