Ay… estudiantes del mundo,
que viajáis en vuestros libros y cuadernos,
que paseáis en aulas camino a los pensamientos maduros,
que vais mirando en el corazón a vuestros compañeros.
Ay… adolescentes audaces y risueños,
de miradas de cristal puras,
con las experiencias aún en ramas,
e intenciones lisas, sin arrugas.
Ay… alféreces, grumetes y capitanes.
Vuestro navío recorrerá, bajo vuestro mando,
la aventura de vivir vuestros naufragios,
vuestros vuelos bajos…. y los altos,
vuestras risas, vuestros llantos.
Los aleteos de vuestros días
en los inmensos mares de vuestras vidas.
Que sois los herederos de nuestros retos,
que tendréis la oportunidad de cambiar la historia,
de dejar un lucero perenne a vuestro paso,
que vuestro será el mundo,
que viviréis ensayos desde el alba hasta el ocaso.
Que puede que os apriete el dinero,
pero seréis prósperos en conocimientos,
que no calma el hambre ni paga la leña,
pero alimenta el alma y hace hogares más cálidos.
Además, nunca vi maestra ni letrado escuálido.
En vuestro libros, axiomas y aforismos,
historias anacrónicas, geografías imposibles.
Esperpentos literarios, geología y estoicismo.
En vuestros libros… vuestro destino ineludible.
Y en vuestros corazones nóveles,
miradas tiernas entre pupitres,
lenguas con romance, desengaños y salitres,
reacciones químicas y sus chispas de juventud.
Seréis hombres y mujeres de leyes y de letras,
seréis futuros de filosofías, de arte y de ciencias.
Los logros, vástagos de vuestro esfuerzo,
serán los que os colmen de satisfacción,
en aras del progreso, veréis cumplidos vuestros sueños,
vuestras ansias, vuestras expectativas,
vuestras esperanzas de vida.
Vuestro será el mundo.
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