Como en un jardín
sobre tu blanco cuerpo
jugaba,
solo la luna presente,
de mi fin de enteraba.
¿Dime tú mi madrina,
por qué tras nube te fugabas?
Multitudes de estrellas
fueron testigos,
de pasión que nos quemaba.
Dime luna,
¿Por qué con placer
a la distancia nos mirabas?
Curiosos luceros
una canción entonaban,
mientras ardientes besos,
de nuestras bocas
escapaban...
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