En esa cabaña antigua donde vivía doña Cata, dicen los viejos de antes, que todas las noches se escuchaba el perro aullar, y que entre más te acercaras, más te iba calando el frío y al perro nunca lo veían. Al llegar con doña Cata y preguntar por el perro, ella siempre contestaba:
-Ese perro del demonio ni yo lo conozco, solo viene a alejar a los muertos que deambulan por aquí.
Doña Cata era una anciana, de esas que curan de espantos, había curado a mis padres y también a mis abuelos, mis abuelos ya murieron y la anciana está más viva que todos en el pueblo, dicen que, con sus más de cien años, su salud se la debe al pacto que de chamaca hizo con Satanás.
Cuentan los viejos de antes, que doña Cata, había sido abusada por un borracho que estaba podrido en dinero, ella le limpiaba la casa, pero en una ocasión el borracho adinerado, vio en la chamaca de trece años a una mujer con una belleza inmensa, entonces el muy asqueroso violó a la chamaca y la secuestro en su casa, la violaba día y noche, la sodomizaba, y hacía con la pobre niña todas las perversiones que venían a su retorcida mente.
Por más de un mes estuvo Catalina en esa situación, hasta que cierto día la vieron salir, de la casa del borracho, llevaba un aspecto demacrado, más que una niña de trece años, parecía una bruja maltrecha, los habitantes cercanos la trataron de ayudar, pero ella solo dijo:
-A mí no se me acerquen, yo me encuentro protegida por mí señor, vayan ayudar a ese maldito que está ahogado en su piscina. -
El borracho se encontraba ahogado en una piscina que no tenía agua, él tenía unas muecas de terror en el rostro y su vómito lo había asfixiado, su rostro estaba tan descompuesto por el terror, que parecía que había visto al mismo demonio.
Es lo único que se conoce del pasado de doña Cata, nadie sabe cómo terminó curando males del alma, poca gente quería visitarla, pues su choza era verdaderamente espantosa, estaba en las afueras del pueblo donde oscurecía más temprano, y amanecía más tarde, pero era la única persona que sabía curar esos males, siempre según ella apoyada por su señor.
Catalina tenía un extraño hijo que nunca salía de la choza y poca gente lo conocía, solo lo habían visto quienes, por algún descuido, al llegar por algún remedio a su casa, lo lograban mirar entrar a un cuarto oscuro, más oscuro que el resto de la choza, veían a un hombre grande de apariencia retrasada, totalmente desnudo y con mucho vello en todo el cuerpo. La gente decía que era hijo del borracho, pero ella aseguraba que era hijo de su señor, y que gracias a él se había librado del borracho.
Mucha gente de esa antigua, creían las palabras de doña Cata y aseguraban que ese extraño ser, era hijo de Satanás y que Catalina lo había concebido, en el tiempo que el borracho la había secuestrado, que el demonio le había pedido tenerlo para liberarla del borracho y que el perro que se escuchaba al llegar a su choza, era el perro del demonio como decía Catalina y que solo cuidaba del hijo de su amo.
Doña Cata, curaba todos esos males que no te cura ningún médico, curaba el mal de ojo, curaba el frío de los huesos por algún espanto, también el empacho y sabía leer las cartas, hacía toda clase de remedios, sabía alejar la lechuza y los malos espíritus de las casas, dependiendo el grado de maldad del espíritu era el remedio que según hacía, ella solía decir:
-el muerto que está en tu casa solo quiere un plato de sopa, en la noche iré a tu casa, así que no te espantes si escuchas una "arbolaría" soy yo convertida en pájaro.
O si no también decía:
-Necesito ver qué clase de espíritu está en tu casa, En la noche irá a tu casa mi muchacho, no te vayas a espantar, si ves a un "cochino" o a un perro grande, jajaja es este cabrón convertido en "nahual" él te lo va ahuyentar, ahora que, si él no puede, le diré a mi señor que el mismo te haga el trabajito.
Siempre hacía el trabajo y los que iban a verla, para lo que fuera, terminaban complacido con los resultados.
Continuará...
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