Digale a él, que estoy para enseñarle a verte arder dibujando versos en tu piel, para ayudarle cuando intente hacerte reir.
Para decirle como amarla, hasta partirse en mil pedazos, aunque siga siendo la decisión más estúpida e inteligente.
De como enamorarse de ti, por cómo lates cuando me ves.
De como hacerte el amor en el universo de una tarde.
De como no es el trabajo ni el dinero lo que llena la vida.
De como preparar el café, ese que jamas probara.
De como hacer que su piel decidiera el camino, sin tener que esperar a la razón.
De como recorrer su piel como un pincel pintándole el alma.
De como agarrar el timón con tal maestría, cuando estalla su tormenta.
De como hacer el milagro de toda su belleza contra el peso de mis defectos.
De como recoger todas esas cosas rotas que él, algún día dejo y que de alguna u otra manera las junté y las dejé funcionando.
De como hacerle el amor con la excusa perfecta; en el momento indicado; con la maniobra precisa; ésa la caricia maestra.
De como tocarla como quien recorre el universo en tan solo unos centímetros de su piel.
De como escribir todo con su nombre.
De como alinear la marea con su boca.
De como ser la noche en su espalda.
De como girar el mundo en su mirada.
De como ser la vida con su vida.
De como seguir siendo todo aunque no quede nada.
Y digale...
que ya no somos nada que duerma tranquilo, que usted y yo solo somos amigos, aunque sea otra mentira mas,
es mas... digale que todo acabó, que esa sea.
La verdad perfecta.
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