Natasha Rangel (1994) cuasi letrada de la Universidad Central de Venezuela. Pesadilla de oruga, risa fácil. Tyszkiana y amante de Chopin (no le digan a Mozart).
Pedí un deseo
por cada una de tus pestañas caídas.
Tus pestañas de medialuna
donde se enredó la noche sin estrellas.
Tus pestañas —largas
como los suspiros que penan en los corazones desolados.
Una a una las vi,
pendiendo de mi pulgar,
tan finas como el corte de un cuchillo. —Tus pestañas
breves
como el adiós de tus ojos entrecerrados
que no dan segunda vida
cuando te bajas del tren.
Qué bello tu poema !
Delicadeza en tus letras , transmitiendo ese sentir ... me ha encantado