Cuando entraste ese día al salón de clases
en ese mismo instante comencé a amarte
Yo bien sabía que sólo era un niño
que jamás podría tener tu cariño
Pero a pesar de que aquello era una locura
mis infantiles ojos amaron tu hermosura
Tu voz suave cuando explicabas,
y esas bellas historias que nos relatabas
Tus manos aladas escribiendo sin prisa,
cogiendo con gracia ese pedazo de tiza
Y cuando recorrías la sala preguntando,
preguntas que yo respondía tartamudeando
En las mañanas yo feliz me levantaba
para correr a la escuela donde tú enseñabas
Y cuánto odiaba el sonido de la campana
que anunciaba que tu clase terminaba
Tú jamás supiste cuanto yo te amaba
Tú jamás supiste cómo te adoraba
Tampoco supiste maestra hermosa,
quien dejó en tu escritorio es roja rosa
Fueron esos meses alegría y tormento,
en que te amé con fuerza,te amé en silencio
Más el año pasó y, al final de él,tú te fuiste,
y mi alma de niño quedó enamorada y triste
etiquetas: amor, niñez, estudiante 206 lecturas versolibre karma: 87
¡Enhorabuena!