Atrapada en el hechizo de la lluvia,
solo la miro bailar
ella lava, cura el tiempo,
humedeciendo
los ojos áridos de silencios.

Lluvia perfumada de flores antiguas
poséeme siempre, humedéceme;
arranca de una vez por todas mis cadenas,
abrígame bajo el caudal de tu borrasca .

Lluvia que arropa mi piel gastada,
lluvia de antaño que arrullas la alondra
y arrastras el perfume de las rosas
ven y lame mis pupilas ciegas,
moja, ahoga mi garganta seca.

Ni la esquiva hiedra se resiste
a tus caricias lluvia,
lluvia que alimentas en mi
la morada de otra urgente primavera.


Maricel Peña 25/01/2020