Y,
en mis paredes blancas
tu rostro
aparece y desaparece
como las caras de Belmez.
Cada vez más difuminado
por mi perspectiva miope
que confunde tu sonrisa,
antes cálida,
ahora extraña y conspiradora.
Extraño es el tiempo
que confunde
mis recuerdos,
como extraña es la persona
que tú eres ahora.
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