Siguen las hojas
derramadas por la acera,
revoltosas danzan
al son del viento.
Se olvidó el barrendero
de mi calle;
el viento no olvidó su empeño.
Ahí siguen las hojas,
graciosas, saltarinas,
bailarinas de lo inesperado.
Expectante de la brisa:
igual que las mata,
silva,
y las resucita.
Siguen mis ojos
clavados en la acera,
pellizco de asombro
por cada baile;
insurrección,
por cada vuelo.
-Somos como las hojas-,
pienso en un parpadeo,
cuando creemos ser
hemos dejado de serlo,
y nos mece la vida
y nos cuesta creerlo.
Cuando la razón va
el amor viene inquieto
y nos eleva los sueños
y nos mata despiertos.
Sigue mi corazón
esparcido en el deshielo,
sobrevolando cauces,
recorriendo intentos;
tal vez, colmado de hojas,
tal vez, colmado de vientos.
MRG
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