Ya conozco muy bien el lugar donde estoy
y sé bien dónde quiero estar.
Entre piernas y bocas
navegaba desapacible.
Entre recuerdos y hubieras
ahora soy náufraga.
Camino desnuda,
camino descalza.
No se abren las puertas,
se abren las ventanas
a que se pasee el aire, digno de mil envidias.
Se abren las piernas
a movimientos propios de manos pianistas.
Se abre la mente
a la imaginación propia de grandes artistas.
Bailo desnuda,
bailo descalza.
Me quedo a moverme
entre el mar de mis sábanas desordenadas,
el pasto del frío piso
y los grandes bosques de las macetas antes abandonadas.
Me quedo a extrañarme afuera
y a quererme adentro.
Qué soledad la de amantes responsables,
qué pasión la que despierta en uno el encierro,
qué peligrosos los besos ajenos
y qué extraordinarios los besos propios.
Qué silencio el de las calles antes rebosantes
y qué ruido el que ahora hacemos entre paredes.
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