Masticando un fruto seco me di un mordisco en la lengua que me recordó a ti. Al dolor de tu ausencia. ¿Existen los trasplantes de lengua? ¿Es posible esquivar una lengua herida entre la sal de unas almendras? ¿Alcanzará la ciencia a implantar lenguas en las bocas llenas de ausencia? Lógicamente, si tú hubieses estado aquí, nada habría sido lo mismo. Para empezar, en este momento oiría tu risa de bruja y de tus labios escaparía el aire que echo a faltar desde el primer minuto en que ya no estás. Luego te acercarías negando divertidamente con la cabeza, que a veces hace olvidar la cabeza mía. Y después me besarías de manera tan rutinaria que me sentiría el hombre más extraordinario del mundo. Pero con tu pelo recién pasado por la peluquería, con las uñas pintadas y algo de maquillaje en la cara, ahora estarás riendo como una bruja y negando divertidamente con la cabeza, junto a otras personas entre las que no estoy yo. Me pregunto si antes de la cena habrán servido frutos secos. Con un poco de suerte, a lo mejor te muerdes la lengua y el dolor te recuerda a mí. A mi ausencia.
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